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La lectura gozosa

Viernes, 3 de Septiembre de 2010

Pasó agosto, efectivamente, como un sueño… Volvemos al trabajo, aún prendidos en nuestros ojos los alegres colores del verano (un poco duro, ¿no?). Para sobrellevarlo, buscamos otros  matices en estos días de aromas a estreno. Tiempo para iniciar proyectos, para organizar nuestras agendas y prometernos (una vez más) que habrá momentos para pasear, para conversar, para leer gozosamente… como si estuviésemos en verano. Y reencontrarnos y contarnos qué hemos hecho, adónde hemos ido, qué hemos leído en los días azules del estío.

Ya sabemos, por ejemplo, qué estuvo haciendo Luis García Jambrina un día de agosto. En concreto, el 4. Se encontraba leyendo el pregón inaugural de la XI Feria del Libro de Benavente, (ciudad muy ligada a  su infancia y juventud). Luis nos ha enviado el texto completo, del que extraemos unas deliciosas reflexiones sobre la lectura (sic) libre, gozosa y placentera. Y dice así:

Pocos placeres hay tan intensos como leer en la playa, bajo una sombrilla, con el ruido del mar de fondo. O, a la orilla de un río-el Órbigo, por ejemplo-, bajo un árbol. O en una terraza con un helado o una bebida refrescante. O en la cama, hasta altas horas de la madrugada, cuando por fin refresca y en la calle no se oye ni un alma. O en un parque público, como el de la Mota, sentado en un banco, o en un jardín privado tumbado en una hamaca. Y qué me dicen de ese gran placer de leer, hombro con hombro, una novela erótica o un poema amoroso con tu pareja habitual o, si lo prefieren, con alguien a quien acaban de conocer.

Las vacaciones de verano, por otra parte, son un tiempo propicio para los viajes. Y qué mejor manera de aprovechar las horas de viaje que leyendo un libro. Esas largas y tediosas horas que pasamos dentro de un avión, en un coche, en un autobús o en un tren camino de nuestro lugar de veraneo o, luego, de vuelta a casa. Y no digamos en las salas de espera en las estaciones o en las puertas de embarque de los aeropuertos o en las colas para acceder a algún monumento o espectáculo, donde perdemos tantas horas de nuestra vida, sobre todo, en verano. Qué gran suerte poder coger un libro y desconectar, hasta que alguien nos da un codazo y nos dice que ya nos tocao que hemos llegado. Y tú sin enterarte del viaje ni de la espera.

Hay momentos y ugares que nos invitan a la lectura placentera; pero también hay lecturas que nos invitan a visitar determinados lugares, aquellos en los que se desarrolla la acción de una novela que nos ha seducido o encantado. En tales casos, una novela puede ser el mejor mapa y la mejor guía de viajes, aquélla que nos muestra, sobre todo, aquellas cosas que no salen en los folletos ni en las guías convencionales. Visitar, por ejemplo, Barcelona después de haber leído las novelas de Ruiz Zafón o de Manuel Vázquez Montalbán. O la ciudad de Londres siguiendo los pasos de Sherlock Holmes y su fiel amigo el doctor Watson. O la de Edimburgo, tras haberse empapado de las novelas policías de Iam Ramkin.

(…)

Leer, en definitiva, es otra forma de viajar y de hacer turismo: más rica, más original, más gozosa, más intensa. Y no me refiero solo a esos viajes alrededor del mundo que se hacen con la imaginación, sin moverse del sillón de casa, sino a esos viajes que uno hace incitado por la lectura de algún libro , acompañado, con frecuencia, por ese mismo libro, que nos sirve de referencia.

Algunos guías turísticos de Salamanca me cuentan que hay muchos visitantes que llegan a la ciudad con mi novela, El manuscrito de piedra, bajo el brazo y que preguntan por determinado lugar que se menciona en el libro, o por determinada ruta o por este o aquel personaje.

(…)

Esto explica que, en los últimos años, en algunas ciudades hayan surgido rutas literarias, como la de El hereje en Valladolid, que discurre por los escenarios de la famosa novela de Miguel Delibes, la última que publicó. O la de La sombra del viento, que lo hace por los lugares de la novela de Zafón, leída en todo el mundo, como todos ustedes saben, y que tanto ha contribuido a dar a conocer y universalizar esa ciudad.

Incluso mi novela El manuscrito de piedra tiene ya una llamada Ruta Negra (…)

Los Talleres de Lectura de Peñaranda en la Ruta Negra. Fotografía de Almeida.

(…) el libro y la lectura son, para mucha gente, algo asociado a las vacaciones de verano y, por lo tanto, al disfrute, a la diversión, a la aventura y a los viajes. Se trata, en fin, de ver el libro como algo festivo y placentero y no como algo ligado al estudio o al suplicio. (…)

Un libro, créanme, puede ser nuestro mejor aliado, el más eficaz alcahuete a la hora de seducir a una persona que nos gusta o de la que nos hemos enamorado. Al fin y al cabo, la literatura en sí misma es una nueva forma suprema de seducción por medio de las palabras. De hecho, para un escritor, lo más importante es seducir al lector. Se trata de atraerlo y atraparlo como sea desde la primera línea y no soltarlo, bajo ningún concepto, hasta el final. No dejarle un momento de descanso ni de respiro, hacer que quiera leer más y más. Cautivarlo, embelesarlo con las palabras, con la intriga, con los personajes; hacer que se emocione, que disfrute, que aprenda y que se olvide de todo lo demás. Conseguir, en fin, que por culpa de nuestra novela, llegue tarde a sus citas, descuide sus obligaciones familiares y laborales, evite a sus amigos y sea infiel a su pareja; hacer que, como en el amor, se olvide de comer y tenga que trasnochar; dejarlo exhausto y, al mismo tiempo, con ganas de más; conseguir que no hable de otra cosa que de nuestro libro, que no piense en nada más que en seguir leyéndolo, hasta que la muerte u otro libro nos separe. (…)

Gracias, Luis, por compartir este magnífico texto con nosotros que nos consta que gustó muchísimo en Benavente. Y a ustedes, desearles que este fin de semana encuentren  su trocito de verano entre los párrafos de una muy buena historia.

La lectura veloz

Lunes, 12 de Julio de 2010

Fotografía de Almeida

Ha saltado a la red una noticia de esas que resultan imparables. Jakob Nielsen, uno de los mayores expertos en usabilidad, ha realizado una investigación sobre la velocidad de lectura en 4 soportes, concluyendo que es la lectura en papel la más rápida.
Se trata de un asunto complejo que dará que hablar, comentar y discutir. Y para empezar, podemos leer la interesante entrada de Joaquín Rodríguez, colaborador de Territorio Ebook, en su blog Los futuros del libro.

Territorio Ebook, también se ha hecho eco de la noticia, proponiendo preguntas y planteando reflexiones. Preguntas y reflexiones que nos llevan a las nuestras. ¿Es tan importante la velocidad? Pues depende. Quizás para un estudiante o profesor universitario la rapidez sea esencial o lo sea para cualquiera de nosotros si realizamos una lectura meramente utilitaria (qué horror de manuales de instrucciones); pero en lo que se refiere a la lectura por placer, por satisfacción del espíritu… ¿Qué importa si tardamos cinco o diez minutos en leer un poema de Benedetti? ¿Acaso no nos gusta leer y releer despacio algunos textos memorables de Delibes o de Saramago?
Un participante de un club de lectura, por ejemplo, prefiere la comodidad que da la portabilidad, la ligereza, lo práctico… en definitiva, leer a gusto (según las primeras investigaciones de Territorio Ebook). ¿Han probado a leer en la cama con un libro de mil páginas? Prueben ahora con un dispositivo de lectura electrónica.

Y, ¿qué papel juega la comprensión si la asociamos con la velocidad? Igual es preferible menor velocidad para ganar en comprensión… ¿Influye, de manera decisiva, en la velocidad de la lectura y en la comprensión el lugar donde se esté leyendo?

Los lectores son los que dotan de significado a los soportes. Así que, ustedes tienen la palabra.

Canal “ebook”: vídeos para disfrutar

Viernes, 2 de Julio de 2010

El pasado 29 de junio, en el programa Salamanca en verano es así de Canal 8 Castilla y León, Luis García Jambrina y Javier Valbuena lo anunciaron. Los vídeos de La Ruta Negra, Viaje al fondo de La Cueva y La Ruta del Ebook estarían disponibles para todos a través de la página web de Territorio Ebook.  Pues bien, ya podemos recordar nuestro viaje literario a Salamanca del pasado 8 de mayo, volver a escuchar al dominico y al estudiante loco, o, quizás, descubrir la ciudad oculta por la magia de un Reventador empeñado en enmendarle la plana al Conferenciante de turno. Tal vez, sin embargo, nos apetezca rememorar la loa al vino de La Celestina leída desde un lector de libros electrónicos, en La Ruta del Ebook. O es que quizás no pudimos hacer el viaje y ahora, sí, ahora podemos hacerlo.

El Cielo de Salamanca en el paraguas de Jesús. Fotografía de Almeida.

Todos los vídeos, grabados por Canal 8 Castilla León, en colaboración con la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y la Sociedad de Turismo de Salamanca, en Canal ebook dentro de Territorio Ebook. Que los disfruten.

Participo, pero ¿cómo?, he aquí la segunda cuestión

Lunes, 7 de Junio de 2010

En un comentario anterior hablábamos de los tipos de participantes según su más o menos opaca identidad. Ahora pensemos en los diferentes tipos de intervenciones.

Y de postre... ¿chocolate?

Partamos del hecho de que cualquier comentario sea cual sea y sea cómo sea, es siempre bienvenido y vaya por delante nuestro agradecimiento, porque este blog, como todos, siempre está hambriento y necesita ser alimentado de manera continua. Lo que pasa, como en la vida misma, es que antes de disfrutar de la comida, hay qué pensar qué comprar, cocinarla, probarla y servirla en la mesa; y al igual que cuando invitas a mucha gente, unos traen el postre, otros el vino y algunos un plato alternativo que desbanca al menú inicial, el blog se convierte en un banquete donde los alimentos se multiplican milagrosamente.

El chef va sacando puntualmente los platos, esas entradas (post) que nos invitan a escribir; de los 34 servidos hasta el momento, sólo 4 no han sido probados y están huérfanos de comentarios. ¿Nos habremos pasado con la sal o el picante? Sin embargo, algunos se han convertido en platos estrella acaparando casi una treintena de comentarios.

Entre los 177 comentarios que alimentan este blog hasta el día de hoy, los hay muy cortos, mensajes de apoyo, de felicitación por un buen texto. Hay comentarios de “todoseaporliarla”, con guantes que se lanzan y se recogen. Hay comentarios trabajados, hermosos textos. Los que responden a alusiones o preguntas directas. Los que no son contestados por nadie (¿hay alguien ahí?). Los que siguen el hilo de Ariadna sin perderse en el laberinto de personas y personajes. Los que no esperan respuesta alguna. Los que cuentan su vida o la de otros. Los que se contestan a sí mismos. Los que cazan palabras. Los que puntualizan. Los que revientan el final de la novela. Los que agradecen. Los que juegan. Los que guiñan. Los que pinchan. Los que dicen haberse perdido… Y los que enamoran enredando con la magia de las palabras, también de las esquivas.

Y están los invisibles, aquellos que se agazapan en la cocina secreta de los que solo leen el blog, porque no quieren, no se atreven o simplemente no les gusta opinar en voz alta. Nuestro agradecimiento también y nuestro deseo de que todos vosotros disfrutéis de esta mesa que preparamos con mucho cariño.

Por cierto, hemos cenado con Calderón de la Barca, con Don Quijote, ¿sabéis quién viene a cenar con nosotros en octubre? Se admiten, apuestas. Entre los acertantes, se sorteará una invitación a la cena. El plazo termina el 30 de septiembre.

Como bien dice Jesús, somos unas liantas…, pero también es cierto que somos mujeres de palabra.

Anécdotas de un viaje

Lunes, 10 de Mayo de 2010

Amaneció gris y amenazando lluvia; olía a septiembre y no a mayo; parecía que el curso universatorio iba a comenzar y no a finalizar y que Fray Tomás de Santo Domingo iba a aparecer en cualquier momento (o, en su defecto, Eutimio).

Llovía...

A las 16 h, llovía en Salamanca. Era una lluvia impertinente, por lo constante y fría. A las 16.30 h, los lectores peñarandinos arribamos a una ciudad mojada, pero no inhóspita. Los transeúntes se adornaban con paragüas como bastones y, de pronto, cesó de llover y el cielo comenzó a mostrar tonalidades distintas y cambiantes; ora negras y moradas, ora grisáceas y violetas.

Había un dominico aguardando, paciente y meditabundo, en el claustro del Convento de San Esteban. Nos arremolinamos. La televisión nos acompañaba, y aquello que no empezaba. Sólo fueron unos minutos, pero ¡cuán larga se hace la espera en un momento así! De pronto, un misterioso personaje encaminó sus pasos al encuentro del dominico. Venía vestido con calzas coloridas y un sombrero de raso. Comenzó La Ruta Negra.

El Palacio de Anaya, la Catedral Vieja, el Patio de Escuelas, y la Cruz de los Ajusticiados, desde la que se veía el Puente Romano y el verraco, fueron las paradas de nuestra ruta. Por las calles estrechas de una ciudad sabática, seguimos al dominico serio y al estudiante risueño y bromista. Las gentes nos miraban al pasar, entre divertidos y asombrados, y hubo más de un espontáneo que se sumo a nuestra particular comitiva. Algunos, sólo se quedaron unos minutos, pero hubo quien desde la distancia, no nos quitó ojo. Por el camino, nos encontramos con una boda, con un perro que no paraba de ladrar (tendría ganas de venirse con nosotros), con unos chiquillos que correteaban y lloraban y aplaudían y jugaban… cosas del directo.

Este estudiante...

Tan entretenidos estábamos que ni nos dimos cuenta de que aquello se acababa, que se estaba terminando. En la Cueva de Salamanca, menudo susto, ¡vive dios! El dominico, que no era tal, sino el mismísimo diablo con cuernos y todo, venga a lanzar venablos (qué carácter) ¡y para el fondo de la Cueva que se llevó al incauto del estudiante! Menos mal que no hizo lo propio con alguno de nosotros, porque según explicó, necesitaba almas inocentes (sería de más mérito y aprovechamiento. Él y el infierno se lo perdieron). Los actores, bravísimos. (Qué miedo).

Y detrás, Jesús

Iniciamos otra ruta, y es que no paramos, fue una tarde provechosa. Los cámaras de televisión y el fotógrafo no se perdieron ni un minuto de metraje, ni un plano, ni una instantánea. De vez en cuando, una gota de agua despistada nos mojaba la punta de la nariz o el flequillo, pero afortunadamente, no pasó de ahí. (Será que alguien, un tal Eutimio y su señora, supieron encomendarle bien nuestra excursión a Las Claras. Aunque también aquí hubo quien pidió y dio unos huevos para que el tiempo nos fuese propicio a nuestros afanes). No pasó de ahí, pero eso hacía que, de vez en cuando, algún paragüas se luciese y, así, pudimos contemplar al mismisimo Cielo de Salamanca que giraba a nuestro alrededor.

Dejémonos de florituras y metáforas. Iniciamos otra ruta, la llamada Ruta del Ebook, compuesta de dos etapas. La primera de ellas, tuvo lugar en el Huerto de Calixto y Melibea. En él, Michel Núñez nos sorprendía con la música de su guitarra y en él, Jesús Plaza y Nieves Prieto leyeron sus elogios al vino (de La Celestina y del Tintorro en El manuscrito). El viento. Ahora, hacía viento. El viento que movía las ramas de los frutales y hacía que volviera a llover, ahora alguna hoja mezclada con agua dulce de lluvia. Quedó hasta poético. Y esa destreza con los micrófonos y con los libros digitales. Muy bien.

Escuchamos música en el Huerto de Calixto y Melibea

La segunda, fue muy cerca del verraco, de espaldas a la figura de El lazarillo y el ciego. Los golpes que recibieron allí Lázaro y Fernando de Rojas se merecían sendas lecturas, y así fue como Mayte Alonso y Cati Carretero nos hicieron escuchar unos fuertes ruidos dentro de nuestras cabezas (¿sería la tormenta, que inexorablemente, se acercaba?) Michel, de nuevo, nos acompañó con dulces acordes. Terminamos, y satisfechos aunque agotados por lo intenso de nuestra expedición, nos decidimos a visitar las cafeterías de Salamanca para reponer un poco nuestros cuerpos cansados. Hubo quién tomó chocolate caliente. Hummm.

El Conferenciante y el Reventador

Andando el tiempo nos encontramos de nuevo en La Cueva de Salamanca. Fotos y risas, los cámaras colocándose, nosotros, impacientes. Un hombre vestido de negro y con foulard gris al cuello (qué elegancia renacentista) comenzó a disertar sobre la novela El manuscrito de piedra (¡que la hemos leído ya!). Todos callados, y de pronto, ¡un Reventador! Uno de esos que tienen por oficio (parece ser) reventar actos públicos. Él iba vestido de blanco y, de nuevo, otro foulard pendía de su cuello (¿era moda entonces). Aunque este buen hombre se tocaba con un sombrero. Lo cierto es que quedaban muy bien uno de negro y otro de blanco. Pero, ¡cuán equivocado estaba el señor de negro! (esto parece una película. Vamos a llamarle, el Conferenciante). El Reventador le mostró cómo liberar la ciudad oculta, sumergida (con una pala, claro, estamos en el siglo XV) y así, Salamanca, apareció a nuestros ojos sin doblez, más sabia, más hermosa. Cuando terminó la obra de teatro, fue cosa de ver a los actores leyendo en los libros digitales. Sesión de fotos, como no podía ser menos.

La tarde caía y las nubes oscuras no habían dejado que la lluvia cayese sobre nosotros. Aún nos quedaba un tiempo, que algunos aprovecharon para recorrer la Feria del Libro en la Plaza Mayor; otros para tomarse otro café (u otro chocolate) y otros, para entablar amistad con propios y extraños.

Sobre las 20.30 h, los lectores peñarandinos se subieron al autobús para regresar a Bracamonte, en Peñaranda. De pronto, comenzó a llover.

Rutas por la Salamanca de los siglos XV y XXI

Viernes, 7 de Mayo de 2010

Apenas restan unas horas para que un grupo de cincuenta y cinco lectores peñarandinos lleguen a Salamanca, a lomos de un caballo metálico. (Se aconseja comer y descansar bien en los hogares para llegar con el ánimo fresco y la mente abierta).

A las 16.30 h, aguardarán (imaginamos que impacientes) en el pórtico del Convento de San Esteban, un dominico de casi seiscientos años y un estudiante novato de cinco siglos y pico, década arriba o abajo (de ahí la impaciencia. Estamos en el siglo XXI). Uno y otro conversarán e iniciarán una caminata que, a semejanza de las pesquisas de Rojas en El manuscrito de piedra, les llevará a la Catedral Vieja, al antiguo Colegio Mayor San Bartolomé, al Patio de Escuelas, a la Veracruz, a Libreros, a la Cruz de los ajusticiados… en un recorrido lleno de historia y de literatura, de secretos y ocultos misterios. Los lectores serán espectadores de excepción en este camino a través del siglo XV.

Estarán ya cercanas las 18 h, cuando en nuestra particular máquina del tiempo unamos siglo XV y siglo XXI. Y lo haremos a través de la Ruta del ebook, una ruta en la que recrearemos ciertos pasajes de Lázaro de Tormes y de La Celestina y, por supuesto, de El Manuscrito. Y es que tanto Lázaro como la Celestina son dos de los personajes que fluyen por sus páginas. A veces, de forma explícita y otras… insinuandose, dejándose ver u oír en ciertos párrafos, en ciertas frases.

El verraco. www.rutadelaplata.com

En el Toro de Piedra, en el Puente romano, es por donde Lázaro sale de su ciudad natal para iniciar su particular camino de aprendizaje. Fernando de Rojas, entra en la ciudad del Tormes para iniciar sus estudios. Uno y otro tienen la misma experiencia en ese lugar, con ese animal fabuloso, toro o… verraco. Serán los dos golpes de sabiduría que leeremos a través de los dispositivos electrónicos, con las voces de Mayte Alonso y Cati Carretero.

En el dulce Huerto de Calixto y Melibea, uniremos La Celestina y El Manuscrito de piedra para solazarnos con el vino y la vida. Celestina hará su particular loa al vino, poderoso reconstituyente. El Tintorro, comerciante en paños y natural de Béjar, hace lo propio en un exquisito elogio al vino con resonancias celestinas. El vino, la literatura, los libros digitales y los lectores Jesús Plaza y Nieves Prieto, dando vida a las palabras.

En este momento, las 19 h habrán llegado en un suspiro, y todo el grupo nos dirigiremos hacia los restos de la Iglesia de San Cebrián, lugar en el que se cree estuvo hogaño la mítica Cueva de Salamanca. Allí, asistiremos a una obra teatral en un acto, un Viaje al fondo de la Cueva, en el que un conferenciante nos explicará lo que sucedió al finalizar la novela de Jambrina. Esperemos que no esté por allí un Reventador cualquiera, uno de esos que no tienen otra cosa que hacer que reventar cualquier acto público que se le ponga por delante…

Y en torno a las 20 h, minutos abajo o arriba, los lectores peñarandinos retornarán a su lugar, la tierra de Peñaranda de Bracamonte, es de suponer que en el trayecto de ida no faltarán las canciones y los comentarios, y quizás, sólo quizás, se pregunten quién era ese personaje que aparecía y desaparecía en todo el recorrido…

Y sepa usted, don Eutimio, que está invitado.

Los guiones de la Ruta Negra y del Viaje al fondo de la Cueva, son de Luis García Jambrina. Este viaje literario ha contado con el apoyo y patrocinio del Ayuntamiento de Salamanca, a través de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y la Sociedad de Turismo y Comunicación, y de Canal 8 Castilla y León. Agradecemos la colaboración, el trabajo y la buena disposición de todos ellos.

Viaje literario a Salamanca

Martes, 4 de Mayo de 2010

El próximo sábado, 8 de mayo, los Talleres de lectura de la Biblioteca Municipal de Peñaranda viajarán a Salamanca Tras los pasos de Fernando de Rojas.

El Palacio de Anaya, antiguo Colegio Mayor de San Bartolomé. Tomada de www.territorioebook.com/jambrina

Una vez en el lugar de destino, los participantes recorrerán La Ruta Negra un itinerario de  oscuros misterios que se refleja en El manuscrito de piedra y que les llevará a un Viaje al fondo de la Cueva.

Una tarde literaria en Salamanca, la ciudad escenario de la novela de Luis García Jambrina. Un viaje con sorpresas de las que iremos dando cuenta a lo largo de estos días.

Novela histórica y novela negra

Lunes, 3 de Mayo de 2010

Mª. Antonia Moreno, Manuel J. Estévez y Patricia Picazo

El pasado jueves, 29 de abril, finalizaba en Peñaranda Días de novela histórica con la presentación de El caballero de la Finojosa, de Manuel J. Estévez. Durante unos días, varios escritores nos visitaron para compartir con nosotros sus novelas, sus palabras, sus historias.

En Salamanca y en las mismas fechas, se celebró el VI Congreso de Novela y Cine Negros, con el lema Nuevas tendencias, Nuevas voces; organizado por la Universidad de Salamanca y la Filmoteca de Castilla y León. En su web, podemos leer la noticia Jambrina, negro por vocación; en la que se apunta el carácter negro de la novela El manuscrito de piedra. En palabras del escritor: histórica por obligación, negra por devoción.

El último caballero pardo llega a Peñaranda

Jueves, 29 de Abril de 2010

Fue a eso de las 20.30 h, en el Teatro del Centro de Desarrollo Sociocultural. Llegó Miguel Domínguez, el Cautivo, muy bien acompañado de su autor José Luis Sánchez Iglesias y de su familia.
Miguel Domínguez, el Cautivo, (el último de la noble estirpe de los caballeros pardos) es el protagonista de la primera novela de este profesor salmantino, doctor en Historia Medieval por la Universidad de Salamanca. La novela, ambientada en la Salamanca del siglo XII, aúna historia y ficción de manera cautivadora; los personajes son atractivos y absolutamente creíbles (existieron realmente) y los avatares de la vida de El Cautivo mantienen al lector atrapado hasta el final.
Tras la presentación, con Florencia Corrionero, subdirectora del Centro de Desarrollo Sociocultural y la intervención del autor que, a través de imágenes y música, reseñó su novela, llegaron las preguntas del público, muy interesado por la historia de estos caballeros pardos, precursores de los caballeros de las Órdenes Militares.

Para finalizar, qué mejor que una historia de caballeros y de amor, y así, Patricia Picazo narró cómo es el Amor de caballero, el amor prohibido, secreto y apasionado de Miguel Domínguez, el Cautivo y Monina, hija de su amigo Sancho Godumer.

Flory Corrionero, José Luis Sánchez y Patricia Picazo

Esta invitación a la lectura fue el segundo acto del ciclo Días de novela histórica, enmarcado en un programa de larga trayectoria Palabras sobre palabras, y en Territorio Ebook, lecturas sin fin.

Nos encontramos con Luis García Jambrina

Martes, 27 de Abril de 2010

Parte del respetable

En estos momentos, estamos viviendo con intensidad nuestro encuentro con Luis García Jambrina en el Teatro del Centro de Desarrollo Sociocultural. En la mesa, Javier Valbuena, director del Centro que hace de maestro de ceremonias; y por supuesto, el autor de El manuscrito de piedra. Pero sabemos que va a haber una sorpresa.  ¿Qué sorpresa será?

Acaba de contarnos cómo empezó todo, esto es, cómo fue que comenzó a escribir ficción  y el porqué de su fascinación por Fernando de Rojas. La historia que nos ha relatado es apasionante, y queremos compartirla con todos los que se asomen a este blog.

Luis García Jambrina leyó La Celestina con 16 años, fue una lectura obligatoria del Instituto, y, sin embargo, quedó deslumbrado, tanto por la novela como por su autor. En aquel entonces, tenía una novia aficionada al espiritismo (aunque poco versada en letras) y a través de la ouija, el joven Jambrina hablaba con su querido abuelo materno, que acababa de fallecer y fue quien le transmitió el amor por la lectura. Como esas conversaciones dieron sus frutos, Luis le propuso a la chica que intentasen lo mismo pero con otro finado; alguien que llevaba muerto algo así como quinientos años.

Javier Valbuena y Luis García Jambrina

Efectivamente, la sesión de ouija se produjo, Luis García Jambrina contactó con Fernando de Rojas y descubrió algo verdaderamente inquietante… ¡el autor había robado parte de La Celestina a otro! Sin embargo, cuando Luis estaba a punto de saber su nombre, el vaso estalló, su novia se cortó la palma de la mano y él se quedó con dos palmos de narices. Rompieron y ella no quiso saber nada de él ni del espiritismo.

Luis terminó el Bachillerato, estudió Filología Hispánica y redactó su tesis doctoral sobre Fernando de Rojas incluyendo esa famosa charla de la ouija. Fue un absoluto fracaso: su director de tesis le tiró el borrador a la cabeza y ¡amenazó con echarle del Departamento!

Así que la única opción para encontrar respuestas fue la literatura. Y comenzó a escribir ficción.

Ahora estamos en el turno de preguntas de los lectores al escritor. Después, la sorpresa…