Nos encontramos con Luis García Jambrina

Parte del respetable

En estos momentos, estamos viviendo con intensidad nuestro encuentro con Luis García Jambrina en el Teatro del Centro de Desarrollo Sociocultural. En la mesa, Javier Valbuena, director del Centro que hace de maestro de ceremonias; y por supuesto, el autor de El manuscrito de piedra. Pero sabemos que va a haber una sorpresa.  ¿Qué sorpresa será?

Acaba de contarnos cómo empezó todo, esto es, cómo fue que comenzó a escribir ficción  y el porqué de su fascinación por Fernando de Rojas. La historia que nos ha relatado es apasionante, y queremos compartirla con todos los que se asomen a este blog.

Luis García Jambrina leyó La Celestina con 16 años, fue una lectura obligatoria del Instituto, y, sin embargo, quedó deslumbrado, tanto por la novela como por su autor. En aquel entonces, tenía una novia aficionada al espiritismo (aunque poco versada en letras) y a través de la ouija, el joven Jambrina hablaba con su querido abuelo materno, que acababa de fallecer y fue quien le transmitió el amor por la lectura. Como esas conversaciones dieron sus frutos, Luis le propuso a la chica que intentasen lo mismo pero con otro finado; alguien que llevaba muerto algo así como quinientos años.

Javier Valbuena y Luis García Jambrina

Efectivamente, la sesión de ouija se produjo, Luis García Jambrina contactó con Fernando de Rojas y descubrió algo verdaderamente inquietante… ¡el autor había robado parte de La Celestina a otro! Sin embargo, cuando Luis estaba a punto de saber su nombre, el vaso estalló, su novia se cortó la palma de la mano y él se quedó con dos palmos de narices. Rompieron y ella no quiso saber nada de él ni del espiritismo.

Luis terminó el Bachillerato, estudió Filología Hispánica y redactó su tesis doctoral sobre Fernando de Rojas incluyendo esa famosa charla de la ouija. Fue un absoluto fracaso: su director de tesis le tiró el borrador a la cabeza y ¡amenazó con echarle del Departamento!

Así que la única opción para encontrar respuestas fue la literatura. Y comenzó a escribir ficción.

Ahora estamos en el turno de preguntas de los lectores al escritor. Después, la sorpresa…

3 comentarios a “Nos encontramos con Luis García Jambrina”

  1. Eutimio dice:

    Querida Flory, querido Luis, queridos todos. Gracias por recibirme así, con los brazos abiertos. Lamento no estar ahí entre ustedes, en ese Teatro que atisbo en las fotos y parece tan cálido. No ha podido ser; estoy en mi casa, en Salamanca, con mis achaques (nada serio: un catarro, ¡con estos cambios de tiempo!) pero gracias a Internet sigo conectado al mundo, en este caso, a Peñaranda. Para las personas de edad, esto es un invento fabuloso. Yo me inicié de la mano de la madre de Indiana, Sofía, la sobrina de mi señora. Un encanto.
    Aún no he leído nada en uno de esos libros electrónicos, aunque tengo ganas de probarlo y, más desde que he visto los vídeos donde algunos de ustedes cuentan sus experiencias. Hay que vivir de acuerdo a los tiempos.
    Don Luis, el jueves no pude quedarme hasta el final, pero quizás habrá otra ocasión para ese vino y esa charla.
    Qué relato tan curioso. No le hacía yo aficionado a eso de la “ouija”, aunque el libro que ha escrito algo tiene de ultratumba.
    Me despido ya, voy a acostarme (hay que cuidarse, a esta edad. Y a todas).
    Un abrazo a todos los que están ahí, con don Luis y los demás.
    Hasta pronto.
    Eutimio

  2. javier dice:

    Estimado Eutimio: esto es un sinvivir. Ayer mientras hacíamos el trayecto de Salamanca-Peñaranda íba comentando con don Luis y don Emilio Sánchez catedratico que nos acompaña en la investigación de Territorio Ebook , que por fin ibamos a poder saludarle en una tarde que se aventuraba primaveral y confiando que Sofia le pudiera acercar hasta Peñaranda, en un trayecto que gracias a la autovía es un paseo. Durante el coloquio solicité, como moderador, que las personas que hacían preguntas, por cortesía hacia don Luis, se identificaran con su nombre; la verdad es que lo hice pensando en que cada vez que un hombre pedia intervenir dijera: me llamo Eutimio…… pero pasaban los minutos y no aparecía usted por ningún lado del teatro. Al final, por indicación de Flory, consultamos el blog y pudimos comprobar que había un comentario suyo, y una vez más no podía celebrarse ese encuentro tan esperado.
    Le emplazo para el próximo 8 de mayo en que muchos lectores peñarandinos haremos la ruta de los lugares de la novela, aunque ese día sí tiene una coartada para no asistir y es que don Luis, debido a motivos profesionales, no nos puede acompañar. Se me ocurre pedirle que en su próximo comentario en este blog nos enviara una foto que nos ayude a hacer la espera un poco más llevadera. Deseo que su catarro sea pasajero.

  3. Eutimio dice:

    Don Javier, muchas gracias por su preocupación. Nada más lejos de mi intención que tenerle a usted en un sinvivir, no, no, seguro que pronto nos conoceremos, de un modo u otro. Peñaranda está muy cerca, y es cierto, con la autovía se ha acercado a Salamanca, no solo de manera psicológica (que también).
    De mi catarro estoy recuperado, tras estar en casa y tranquilo (mi señora, encantada de que ya me levante y deje de quejarme. Soy mal enfermo, qué le vamos a hacer). Me hubiera gustado tanto asistir que estuve pendiente del blog por si ponían algo. Hoy estoy viendo las fotos y parecen todos muy simpáticos y lo pasaron bien, me parece a mí.
    En cuanto a la foto que me pide, déjeme decirle que desde que estrené la década “prodigiosa” del 7 (lamentablemente ya la dejé atrás) soy poco amigo de aparecer en fotos. Hay ciertas cosas que cuanto menos se vean, mejor. Ya usted me comprende. Sin embargo, quizás pueda buscar alguna en la que no se me vea tan desvencijado (qué quiere, uno que si no se mira al espejo está convencido de que aún está presentable).
    Acabo de ver que han puesto una noticia sobre otra presentación de una novela. Voy a leerla.

    Un abrazo,
    Eutimio