Anécdotas de un viaje

Amaneció gris y amenazando lluvia; olía a septiembre y no a mayo; parecía que el curso universatorio iba a comenzar y no a finalizar y que Fray Tomás de Santo Domingo iba a aparecer en cualquier momento (o, en su defecto, Eutimio).

Llovía...

A las 16 h, llovía en Salamanca. Era una lluvia impertinente, por lo constante y fría. A las 16.30 h, los lectores peñarandinos arribamos a una ciudad mojada, pero no inhóspita. Los transeúntes se adornaban con paragüas como bastones y, de pronto, cesó de llover y el cielo comenzó a mostrar tonalidades distintas y cambiantes; ora negras y moradas, ora grisáceas y violetas.

Había un dominico aguardando, paciente y meditabundo, en el claustro del Convento de San Esteban. Nos arremolinamos. La televisión nos acompañaba, y aquello que no empezaba. Sólo fueron unos minutos, pero ¡cuán larga se hace la espera en un momento así! De pronto, un misterioso personaje encaminó sus pasos al encuentro del dominico. Venía vestido con calzas coloridas y un sombrero de raso. Comenzó La Ruta Negra.

El Palacio de Anaya, la Catedral Vieja, el Patio de Escuelas, y la Cruz de los Ajusticiados, desde la que se veía el Puente Romano y el verraco, fueron las paradas de nuestra ruta. Por las calles estrechas de una ciudad sabática, seguimos al dominico serio y al estudiante risueño y bromista. Las gentes nos miraban al pasar, entre divertidos y asombrados, y hubo más de un espontáneo que se sumo a nuestra particular comitiva. Algunos, sólo se quedaron unos minutos, pero hubo quien desde la distancia, no nos quitó ojo. Por el camino, nos encontramos con una boda, con un perro que no paraba de ladrar (tendría ganas de venirse con nosotros), con unos chiquillos que correteaban y lloraban y aplaudían y jugaban… cosas del directo.

Este estudiante...

Tan entretenidos estábamos que ni nos dimos cuenta de que aquello se acababa, que se estaba terminando. En la Cueva de Salamanca, menudo susto, ¡vive dios! El dominico, que no era tal, sino el mismísimo diablo con cuernos y todo, venga a lanzar venablos (qué carácter) ¡y para el fondo de la Cueva que se llevó al incauto del estudiante! Menos mal que no hizo lo propio con alguno de nosotros, porque según explicó, necesitaba almas inocentes (sería de más mérito y aprovechamiento. Él y el infierno se lo perdieron). Los actores, bravísimos. (Qué miedo).

Y detrás, Jesús

Iniciamos otra ruta, y es que no paramos, fue una tarde provechosa. Los cámaras de televisión y el fotógrafo no se perdieron ni un minuto de metraje, ni un plano, ni una instantánea. De vez en cuando, una gota de agua despistada nos mojaba la punta de la nariz o el flequillo, pero afortunadamente, no pasó de ahí. (Será que alguien, un tal Eutimio y su señora, supieron encomendarle bien nuestra excursión a Las Claras. Aunque también aquí hubo quien pidió y dio unos huevos para que el tiempo nos fuese propicio a nuestros afanes). No pasó de ahí, pero eso hacía que, de vez en cuando, algún paragüas se luciese y, así, pudimos contemplar al mismisimo Cielo de Salamanca que giraba a nuestro alrededor.

Dejémonos de florituras y metáforas. Iniciamos otra ruta, la llamada Ruta del Ebook, compuesta de dos etapas. La primera de ellas, tuvo lugar en el Huerto de Calixto y Melibea. En él, Michel Núñez nos sorprendía con la música de su guitarra y en él, Jesús Plaza y Nieves Prieto leyeron sus elogios al vino (de La Celestina y del Tintorro en El manuscrito). El viento. Ahora, hacía viento. El viento que movía las ramas de los frutales y hacía que volviera a llover, ahora alguna hoja mezclada con agua dulce de lluvia. Quedó hasta poético. Y esa destreza con los micrófonos y con los libros digitales. Muy bien.

Escuchamos música en el Huerto de Calixto y Melibea

La segunda, fue muy cerca del verraco, de espaldas a la figura de El lazarillo y el ciego. Los golpes que recibieron allí Lázaro y Fernando de Rojas se merecían sendas lecturas, y así fue como Mayte Alonso y Cati Carretero nos hicieron escuchar unos fuertes ruidos dentro de nuestras cabezas (¿sería la tormenta, que inexorablemente, se acercaba?) Michel, de nuevo, nos acompañó con dulces acordes. Terminamos, y satisfechos aunque agotados por lo intenso de nuestra expedición, nos decidimos a visitar las cafeterías de Salamanca para reponer un poco nuestros cuerpos cansados. Hubo quién tomó chocolate caliente. Hummm.

El Conferenciante y el Reventador

Andando el tiempo nos encontramos de nuevo en La Cueva de Salamanca. Fotos y risas, los cámaras colocándose, nosotros, impacientes. Un hombre vestido de negro y con foulard gris al cuello (qué elegancia renacentista) comenzó a disertar sobre la novela El manuscrito de piedra (¡que la hemos leído ya!). Todos callados, y de pronto, ¡un Reventador! Uno de esos que tienen por oficio (parece ser) reventar actos públicos. Él iba vestido de blanco y, de nuevo, otro foulard pendía de su cuello (¿era moda entonces). Aunque este buen hombre se tocaba con un sombrero. Lo cierto es que quedaban muy bien uno de negro y otro de blanco. Pero, ¡cuán equivocado estaba el señor de negro! (esto parece una película. Vamos a llamarle, el Conferenciante). El Reventador le mostró cómo liberar la ciudad oculta, sumergida (con una pala, claro, estamos en el siglo XV) y así, Salamanca, apareció a nuestros ojos sin doblez, más sabia, más hermosa. Cuando terminó la obra de teatro, fue cosa de ver a los actores leyendo en los libros digitales. Sesión de fotos, como no podía ser menos.

La tarde caía y las nubes oscuras no habían dejado que la lluvia cayese sobre nosotros. Aún nos quedaba un tiempo, que algunos aprovecharon para recorrer la Feria del Libro en la Plaza Mayor; otros para tomarse otro café (u otro chocolate) y otros, para entablar amistad con propios y extraños.

Sobre las 20.30 h, los lectores peñarandinos se subieron al autobús para regresar a Bracamonte, en Peñaranda. De pronto, comenzó a llover.

29 comentarios a “Anécdotas de un viaje”

  1. Eutimio dice:

    Don Luis, don Javier, querida Flory, querida Mª. Antonia y queridos grupos de los talleres. Queridos todos (parezco un reyezuelo).
    Estuve, les atisbé mientras llegaban al Palacio de Anaya. Pero no le vi, don Luis. A quién sí vi fue a una señorita con el pelo rojo y negro y un abrigo con manchas de leopardo o similar. Me pareció la señorita Flory. Y muchas buenas señoras que vi. ¿Dónde se metieron los hombres castellanos de esas tierras? No crean, las vistas eran increíbles, finas y elegantes.
    No me acerqué a ustedes, porque parecían tener prisa y vi las cámaras de televisión y pensé, “Eutimio, no vayas a errar, tente, tente necio”. Y como el toro, me quedé quieto, quieto.
    De nada, a su servicio. Me alegré de que no lloviera y pudieran realizar todas las rutas sin percances. Gertrudis, mi señora, que cumplió la encomienda al cien por cien. Les veo en la foto muy concentrados con los libros digitales. Sofía me prestó uno (como les dije), y estoy releyendo las Rimas de Bécquer. Es un experimento curioso leer en un artilugio de estos las rimas del buen poeta sevillano. Leer, por ejemplo, “Del salón en el ángulo oscuro, /de su dueña tal vez olvidado,/silencioso y cubierto de polvo/veíase a Eutimio.”

    Les dejo ya, pero no silencioso y cubierto de polvo pues ha venido Indiana a verme y me insiste en que veamos mi colección de dagas antiguas.
    Un abrazo,
    Eutimio

  2. Jambrina dice:

    Queridos amigos y amigas:
    Lamenté mucho no poder estar ahí con vosotros ese día. Me habría encantado, poro tenía un compromiso desde hacía mucho tiempo para esas fechas y me fue imposible. La verdad es que no he conseguido asistir nunca a la Ruta Negra, siempre me pilla en el extranjero, la primera vez en Rumania, luego en Cambridge este verano. Y, en este caso, en Alemania. Fui a Berlín para hacer una lectura de mi novela en una bellísima Biblioteca de la ciudad, en un acto organizado por la embajada de España en Berlín. El acto lo moderó una profesora española de la Universidad de Potsdam, y lo hizo de maravilla. Un actor berlinés leyó varios fragmentos de El manuscrito de piedra traducidos al alemán, y lo hizo tan bien que parecía que uno entendía lo que decía. Hubo bastante público, incluida la agregada cultural de la embajada, a quien desde aquí doy las gracias.
    Después estuve dando una charla sobre mi novela -cómo no- en la Universidad de Kiel, en el norte de Alemania, y el resto del tiempo hasta el domingo, estuve participando en u Festival de Novelistas Debutantes en un hermoso castillo junto al Báltico, donde había novelistas y editores de once países y lenguas.
    Así que El manuscrito sigue su recorrido por Salamanca y por tierras europeas.
    Espero que ese día lo pasarais muy bien y resultara de interés. Ya veré el reportaje que se hizo en vídeo. Y así podré ver de una vez la Ruta Negra. Gracias de nuevo a los actores que la representaron y a los que hicieron Viaje al fondo de la cueva.
    Un abrazo de Luis.

  3. Grupo del martes18h dice:

    Buenas tardes Eutimio.
    Pensamos que tenías que haberte presentado después de dar tantos detalles. Creímos que eras un señor que vimos ante la puerta de San Esteban, con gabardina y paraguas. Ya hemos visto que estábamos equivocadas.
    Nos gustaría que antes de que terminara el curso vinieras a visitarnos, ya que has tenido la gentileza de dirigirte a nosotros.
    No sigas en el anonimato, tú nos has conocido a nosotras y nosotras a ti no. Mándanos, al menos, una foto si no te animas a visitarnos.
    Un abrazo.

  4. Grupo del martes20h dice:

    Hola Eutimio!
    Sentimos mucho no haberle conocido personalmente. Ya vemos que te fijaste mucho en todas nosotras. Íbamos a ver algo desconocido, al menos para mi, me llamo Carmen y me gustó muchísimo.
    Soy María y a mí me gustó mucho la representación en La Cueva.
    Cecilia opina que está un poquito abandonado el tema, muy disperso y mal cuidado. Parece un sitio de botellón.
    Pensamos que deberías haberte presentado al grupo y que ya no tienes edad para ser tan tímido.
    Para terminar, te diremos que en Castilla hay muchos hombres, pero pocos que le gusten la lectura compartida. ¿Será porque son tímidos?
    Un abrazo de parte de todos.

  5. Grupo del martes20h dice:

    PD: ss.afmos ss.ss q.e.s.m.
    Pónganos a los piés de su señora, doña Gertrudis.
    Se despide la sociedad literaria y la caja de chuches del grupo del 20h de Peñaranda de Bracamonte

  6. Natividad dice:

    Ayer disfruté de la presencia de Jambrina en Urueña, me maravilló su exposición de la obra, hizo, que aún sin leer la novela me trasladara a mi Salamanca, mi querida y añorada ciudad. Muchas gracias por este premio, que no deja de ser también un regalo

  7. Eutimio dice:

    Don Luis, esas experiencias que está atesorando, ¿se reflejarán en una obra futura?
    Creo recordar que don Javier comentó que no podría ir a ese viaje, pero se me había olvidado (esta cabeza).
    Hola, grupo del martes, a las 18 h. Ya veré si me es posible conocerles (sólo les entreví unos momentos) antes de que “terminen el curso”. Pero, de un modo u otro, nos conoceremos, nos estamos conociendo a través de este blog.

    Hola, grupo del martes, a las 20 h o “sociedad literaria y la caja de chuches del grupo del 20h de Peñaranda de Bracamonte”. ¿Qué significa? ¿Es su sobrenombre? Las chuches son lo que come (principalmente) Indiana y deja para otro día el cocido de mi señora, Gertrudis. La timidez no entiende de edades, la gentileza, tampoco. Haré llegar sus saludos a la interesada.

    Abrazos para todos

  8. Jambrina dice:

    Gracias, Nati, por tus palabras. Yo estuve muy a gusto en Urueña. Espero que el encuentro se repita de algún modo. Y deseo que disfrutes con la novela.

  9. Jambrina dice:

    Aprovecho para recomendar a todo el mundo que visite la Villa del Libro de Urueña y el Centro e-lea. Es toda una bonita experiencia para todos aquellos que amamos la literatura y la historia.
    A usted, don Eutimio, también se lo recomiendo.
    Me pregunta mucha gente que si lo conozco y que cómo es usted, la edad que tiene, sus aficiones… Yo les invito a que se lo pregunten a usted a través de este blog, del que usted poco a poco se está convirtiendo en protagonista. Me recuerda el caso de aquella obra titulad “Comedia o Tragicomedia de Calisto y Melibea” en la que al final la protagonista es la Celestina, y por eso tuvimos que cambiarle el nombre a la obra. De modo que este blog ya comienza a ser conocido como el blog de don Eutimio.
    Así que ya va siendo hora de que los lectores pongan cara a sus palabras y se deje ver de una vez.

  10. Mª. Antonia dice:

    Hola, Natividad
    Acabamos de publicar un nuevo post en el que contamos la puesta de largo del Territorio Ebook en Urueña.
    Desde Peñaranda nos unimos a la recomendación de Luis García Jambrina: hay que visitar la Villa del Libro y el Centro e-Lea. Los talleres de lectura de la Biblioteca Municipal de Peñaranda viajamos en junio de 2009; fue nuestro viaje literario de fin de curso y lo hemos contado también en este blog: http://www.territorioebook.com/jambrina/blog/?p=57
    Por supuesto, Eutimio, vaya usted. Buenas gentes, buenas librerías, buenos libros, bellísimos paisajes…

    Y eso, Natividad, bienvenida

  11. Grupo del miércoles dice:

    Buenas tardes Luis ¿qué tal estás?
    En primer lugar queremos darte la enhorabuena por tu éxito con la novela en otros países y en otras lenguas.
    Sentimos mucho que no pudieras estar el sábado con nosotros en el recorrido de La ruta Negra. Seguro que no te hubieras mojado porque no llovió. Disfrutamos de haber vivido en directo tu novela con personajes reales, ellos fueron los que nos transportaron a la época del siglo XVI. Pusimos El cielo de Salamanca en la entrada de la Cueva con un paraguas. Imaginación, como ves, no nos falta.
    Y todo gracias a El manuscrito de piedra. Un saludo de todos y todas.

  12. Jambrina dice:

    Lo del paraguas es un interesante detalle. Me alegra que no lloviera. A mí la nube de ceniza estuvo a punto de impedirme poder volar desde Alemania. Por fortuna, no fue así.
    Espero ver el vídeo de ese sábado.
    Un saludo a tod@s.

  13. Buenos dias señor Eutimio. Me tomo la libertad de dirigirme a vd. para dejar mi comentario sobre el viaje desde Peñaranda de Bracamonte (que nombre tan bonito), hasta llegar a la monumental Salamanca. El recibimiento no pudo ser mejor, no había alfombra roja, pero nos sentimos como auténticas estrellas. Representantes organizadores, cámaras, fotógrafos y actores con ropajes de la época que nos transportaron al más allá.
    No tengo el placer de conocerle, y la verdad me cuesta escribir abiertamente sobre lo que pienso dejando constancia de ello en este blog. Pero me atrevo, si lo permite, a dudar de su existencia “física”. No creo en fantasmas, y menos que Eutimio sea uno de ellos. Siempre tiene una excusa justificada para no dejarse ver. Pero usted afirma que nos ve, nos sigue, sabe donde estamos, se imagina… etc. Puede que sea sólo un “nombre” y no una persona, que hace que sintamos curiosidad y ganas de escribir sobre “El manuscrito…” y así engancharnos a las letras escritas, enlazandonos unos con otros como si fuéramos cometas de colores.¿ A lo mejor estaba entre las páginas de los libros que salieron a pasear por la plaza mayor? Puede que también viajase entre nosotros sin enterarnos. No sé. Lo pasamos muy bien. ¿Dónde toma café? pregunto, por encontrar alguna pista, pero no crea que me quita el sueño. Insisto ¿hay alguien ahi?
    Creo que para ser la primera vez, sin saber quien o qué es, ya está bien. Con todos mis respetos, por si acaso, Chus

  14. Enhorabuena señor Jambrina por el reconocimiento internacional que tiene su novela.
    Es bonito saber que todos los que hemos leído “El manuscrito de piedra” nos encontramos, de alguna manera, recorriendo el mundo dentro de su maleta, junto a los apuntes y el novedoso “Territorio Ebook” .
    Un saludo

  15. Eutimio dice:

    Querido don Luis.
    Voy dejando en este blog muchos retazos de mi mismo. Soy mayor (creo que comenté en otro sitio, que ha mucho que dejé atrás la década del 7), pero no me considero un antiguo. Me gusta jugar a las cartas con mis amigos de siempre: Andrés, Miguel, Luis, Juan y Adolfo. Vamos mucho al Novelti, pero a veces subimos hasta El Rollo, y en el Parque Picasso nos sentamos a charlar (sobre todo, las tardes de verano).
    Pero mi mayor afición es la lectura; me paso muchas horas al día leyendo.
    Fui conductor, llevé mercancias de una punta a otra de España, Portugal y Francia, y en los viajes, siempre encontraba ratos para dedicarme a la lectura. Si hubiese tenido un libro electrónico hubiera sido muy cómodo.
    No tengo muchos estudios, no me considero una persona de gran cultura, pero intento aprender a través de los libros y de las conversaciones con otras personas. Estoy casado desde hace ya medio siglo con Gertrudis, no tenemos hijos, pero Sofía y su hijo Indiana suplen esa falla.
    Y me encanta internet y, ahora como le digo, estoy leyendo en uno de esos libros electrónicos. Me lo trajo Sofía a casa y, tras las “Rimas”, ando releyendo “El Lazarillo” para luego, cuando se publique su segunda novela, estar al tanto.
    Son ustedes muy amables conmigo; no, este blog es el suyo, don Luis, suyo y de su obra, y así es conocido. No me gustaría ser un personaje, aunque sean inmortales, me conformo con ser yo.
    Querida Chus, naturalmente que hay alguien, un hombre con todas las debilidades y defectos de un hombre. No me considere una especie de fantasma, por favor. Les sigo con verdadero interés, en Salamanca me acerqué a observarles; soy de natural tímido, quizás demasiado, siempre intento no molestar y les vi apresurados y absortos en su viaje. Tiempo habrá de conocernos y de comprobar por sí misma que existo, queda pendiente para esa ocasión un café con usted, señorita.

    Un abrazo,
    Eutimio

  16. javier dice:

    Estimada Chus y querido D. Eutimio: esto se va enredando de mala manera. Quizás cobran cada vez más sentido las palabras que don Luis comentaba el día del encuentro, sobre la novela histórica como juego, donde el lector debe intentar discernir lo que es ficción y lo que es realidad.
    Creo que Chus le ha llegado el momento de duda y quiere como Santo Tomás, meter el dedo en la llaga, y por eso le pide D. Eutimio alguna prueba de su “existencia física”. Mujer de poca fe, me imagino que habrá pensado usted, y por eso creo ha quedado bastante acreditado, en su último comentario, su presencia entre nosostros. Al paso que vamos y con las pistas que nos da, veo a Flory y Maria Antonia preparando para la próxima excursión de los talleres la ruta de D. Eutimio.
    Un abrazo
    javier

  17. Grupo del jueves de lectura dice:

    Buenas tardes Luis!
    El sábado te echamos mucho de menos, nos hubiera gustado tu compañía, pués habrías sido una pieza fundamental para el recorrido. Lo pasamos muy bien y los actores, el fraile y el estudiante, fueron muy buenos. Hasta tal punto que hubo quien creyó que el fraile era de verdad un dominico.
    Paqui quedó un poco decepcionada con la cueva porque no hay absolutamente nada y como en la novela se describe de una forma tan interesante, pensaba encontrar algo parecido.
    Pero en general, todo resultó muy bien y volvimos a recordar, paso a paso, la ruta que cuenta el libro.
    Saludos de parte de todos, esperando tu nueva novela.

  18. Jambrina dice:

    El mundo es un pañuelo (a veces limpio y recién planchado y hasta perfumado; y otras, sucio a arrugado, pero un pañuelo, al fin). Resulta que mi tío Satur conoce, o mejor: conoció a don Eutimio. Se cruzó con usted por esas carreteras de Dios, y comieron juntos en diferentes ocasiones. Y guarda de las charlas que con usted mantuvo todavía memoria. Así que mire por dónde nuestras vidas se entrelazan. Mi tío está ahora en una residencia y esta misma tarde le he mostrado el blog. Cuando leímos por casualidad su última entrada, mi tío exclamó: “¡Pero, coño, si es el Eutimio! ¡Será posible!” Yo le he pedido explicaciones y enseguida he visto que todo cuadraba. Mi tío, naturalmente, le manda saludos y me pide que le diga que, si no es mucha molestia, que se pase o que lo lleven alguna vez a visitarlo a la residencia, que detrás de unos libros (a él también le ha dado ahora por leer) tiene escundidas unas botellas de vino y una caja de puros, para los buenos momentos. Sin duda, tendrán mucho de que hablar. A mí me ha dejado la cabeza como un bombo de tanta historia que me ha contado de los viejos tiempos en que ustedes andaban por ahí, corriendo millas. Como para escribir varias novelas… Por cierto, mi tío Satur insiste en que le debe usted un café de una apuesta que hicieron sobre quién llegaría antes a no sé dónde. Se lo aviso, para que vaya preparado.
    De modo que, si se anima a ir a ver a mi tío, dígamelo y yo me encargo de que nos lleven. Sí, sí, iré yo también, pues no quiero perderme el reencuentro. Un saludo de Luis.

  19. Jambrina dice:

    Mañana me voy a Zaragoza a fallar el Premio Internacional de Novela Ciudad de Zaragoza de este año. Así que voy a sentirme un poco como la reina destronada, pues yo lo gané el año pasado. Ya os contaré quién ganó y alguna anécdota, si la hubiere.

  20. Eutimio dice:

    Querido D. Javier, yo no veo por ningún lado el enredo. Precisamente, he visto que don Luis ha encontrado un nexo de unión (¡otro!) entre nosotros. Confío en que ahora la señorita Chus y usted se convenzan. La ruta de don Eutimio, la tendríamos que hacer por varios países, pues durante muchos años viví poco en Salamanca, ocupado en viajes largos, dejándome los ojos en la carretera, donde efectivamente, coincidí con Satur.
    ¡Qué alegría! ¡Satur! Le había perdido totalmente la pista, no sabía si vivía en Zamora o había cumplido su sueño; a saber, irse a los Mares del Sur. (No sé si sabe que su tío, don Luis, anhelaba conocer los Mares del Sur).
    Cómo nos va zarandeando la vida. Claro que me acuerdo de Satur. ¡Cómo no! Era entonces un hombre hablador y jovial, soñador e imaginativo. Qué comidas y, sobre todo, qué sobremesas. Por supuesto que iré a visitarle, cualquier tarde de la semana próxima si a usted le viene bien, y ya ha regresado de Zaragoza. Le confieso que será un alivio su compañía. Y digo esto porque la apuesta la gané yo en buena lid, que llegué tres horas antes que su tío, y es más, me fui a cenar y a dar un paseo por Oporto y le esperé y le esperé. Luego me contó no sé qué de que había estado en un polígono a cinco kilómetros, pero nada de eso. Que el lugar era Oporto y no el polígono. Pero, vamos, que le invito al café y a lo que quiera, aunque lo que es de ley es de ley. (Qué viejo zorro. ¿Todavía puros y vino?)
    Qué alegría, saber de él. Muchísimas gracias, don Luis.
    Y, don Javier, si las señoritas Flory y María Antonia quieren hablar conmigo sobre posibles rutas, caminos, viajes, excursiones o lo que ellas gusten, aquí estoy para lo que sea menester.
    Abrazos, Eutimio

  21. Pilar dice:

    Querido Eutimio: Para no tener estudios, parece Vd. un hombre muy leído y muy viajado.
    Nos está produciendo tanta intriga su identidad como la que nos produjeron las páginas del manuscritos. Ya conozco yo a las Srtas. Flory y Mª Antonia y son capaces de haberse inventado el personaje para tenernos en un sin vivir… Seguro que está Vd. mucho más cerca de lo que pensamos. Mis respetos, hasta conocer su identidad, y por supuesto, mucho más respeto despues de haberle conocido, supongo.

  22. javier dice:

    Querido Eutimio: como usted está a 40 kilómetros, por muy cerca que este de nosotros en este blog, no se imagina la presión que existe últimamente en torno a si usted es quien dice que es o si simplemente trabaja de negro para otro u otra. Le quería comentar el siguiente sucedido que me ocurrió ayer. Un grupo de los talleres, después de haber hecho el examen de evaluación de Territorio ebook y tomarse un cafe en una terraza de la plaza, me abordaron en plena calle para decirme que sospechaban que yo era el que suplantaba su identidad. Como usted podrá comprobar me produjo cierto desasosiego y al ver comentarios como el de Pilar me han hecho dudar de usted realmente. Espero que don Luis acabe sus exámenes y nos de más pistas sobre su relación con su tío Satur, porque de un novelista podemos dudar pero de un hombre de la Academia no.

  23. jesús dice:

    Verá usted, Don Eutimio, ilustre viajero o viajante y aficionado de pro a la literatura.
    Entre tanto santo Tomás desconfiado, tanta aprendiz de detective siguiendo su rastro detrás de cada palabra y tanto incrédulo irredento buscador de personajes ocultos, yo me quedo con la historia que usted mismo nos cuenta, incluso la del inaudito y poco publicitado descubrimiento de la gran cueva en el subsuelo de Salamanca. La historia de quien se ha hecho maduro a base de kilómetros y literatura. Una buena combinación que ya ensayó Don Quijote (aunque parece que a él, personalmente, no le fueron las cosas tan bien ¿…o sí?)
    Sobre la famosa ruta negra, lo fue más por las nubes que amenazaron sin dar (cinco euros bien invertidos, Flori) que por el claro mensaje de la ciudad luminosa que cada uno puede contribuir a crear una vez que se ha sumergido en las profundidades, visto la cara oculta y redescubierto que lo claro y lo oscuro no son más que dos caras de una misma moneda. La fachada expléndida pero inerte, cobra vida auténtica porque hay vida a su alrededor, porque hay movimiento y lo real y lo legendario conviven irremediablemente unidos en la propia naturaleza del individuo. La Historia rigurosa, despojada de leyendas, incluso de chascarrillos, sería, creo yo, tremendamente aburrida y además incompleta. ¿Hay alguna etapa de la Historia que haya sido contada exenta de leyendas?
    Lo malo es que la historia pase a un segundo plano y nos quedemos sólo en el chascarrillo.
    Acerca del ebook, aún no sé en que fase del “duelo” me encuentro (como decía Jambrina el día de la presentación del proyecto) Me cuesta trabajo que un libro que no huela a nada. De momento, para mí, la historia y el relato no son separables (o no siempre) del soporte elegido para transmitirlas. No me apuro sin embargo, y supongo que me acabaré acostumbrando (mucho más ante la evidencia natural de que las espaldas se van resintiendo, el espacio es finito… y tambien las estanterías)
    Debo reconocer que las cabriolas para leer el fragmento de la Celestina en el Huerto de Calisto y Melibea mientras sujetas el micro para que no se te caiga de la cabeza, hubieran acabado en desastre de haber usado un ejemplar en papel.

    Dele usted recuerdos a su señora Gertrudis y… oiga… que algo de Santo Tomás ya tengo…¡Eh! A ver si tenemos el gusto de conocerles.

  24. jesús dice:

    Las prisas nunca fueron buenas consejeras.
    Cuando hablé del ebook, debí escribir que me cuesta trabajo asumir que un libro no huela a nada.

  25. Eutimio dice:

    Querida señorita Pilar; gracias por la honra que me hace al pensar eso de mí. Viajado, sí que fueron muchos y largos los kilómetros recorridos. Noches pasadas en aparcamientos de polígonos, a la luz de una farola amarillenta, con el frío y el miedo llegándome hasta los mismos huesos. Echando de menos mi casa y a mi señora. Tanta añoranza que no pude por menos que abrigarme con las páginas de los libros para sentir un poco de calor.
    No era mi intención provocar esa intriga, aunque le confieso que, a estas alturas de la vida, me siento feliz de provocar algo en una dama. El desasosiego no está mal, ¿no le parece?
    No dudo en los méritos de las señoritas Flory y Mª Antonia, pero esto es como las meigas, que haberlas haylas. Es decir que Eutimio, existir, existe. Lo que ocurre es que ando algo desarbolado (la edad que no perdona) y no me conviene viajar mucho. Acabo de regresar de la capital (para un salmantino, la capital es Madrid, sin lugar a dudas) de pasar una ITV. De momento, la pasé hasta nuevo aviso. Pero tanta prueba médica deja a uno sin aliento. En fin, paciencia.
    A sus pies, señorita Pilar

  26. Eutimio dice:

    Don Javier, me quedo “como un manuscrito de piedra” leyendo su comentario. He estado ayer en Madrid, mi Sofía nos llevó a Gertrudis y amí, porque tenía pendiente una revisión médica y esta noche he dormido poco y mal. Me he levantado más temprano que de costumbre y, cansado como estoy, no he salido a dar mi habitual paseo matutino. En vez de ello, me he puesto a leer y a leer en el blog, y me encuentro con esto.
    No sé qué hacer, estoy medianamente bien de salud pero esto de los médicos es así: te trastocan unas cosas para arreglarte otras. Y creo que el fin de semana lo voy a gastar recuperándome. Desde aquí, si en algo vale mi palabra aunque no me conozcan físicamente, prometo que don Javier no está suplantando ninguna identidad y que yo no trabajo “de negro” para nadie; se ha de trabajar para uno mismo y yo bien que ya lo hice durante años.
    Confío también en que don Luis avale mi historia; tenemos pendiente ese encuentro tan añorado con Satur, y él ha podido comprobar que soy, que existo.
    Ahora he de confesarle algo, don Javier. Jamás, en todos los años que llevo de vida, me ha ocurrido algo así. ¡Tener que explicar que existo! ¡Dar pruebas de mí mismo!
    No deja de tener su gracia.
    Un abrazo,
    Eutimio

  27. Eutimio dice:

    Buenos días, don Jesús. Encantado de saludarle.
    Me gusta eso de aficionado a la literatura. Y después, pues viajero ni viajante, si no le molesta. Más bien, camionero jubilado.
    Gracias por ¿creer en mí? Esa comparación con Don Quijote, es buena, no se lo niego. Pues no sé qué decirle. A mí la vida me ha resultado interesante, aunque uno nunca está a gusto del todo con lo que le ha tocado en suertes, no ha estado mal esto, en conjunto. Echo en falta más preparación y alguna oportunidad para dedicarme a la enseñanza; aunque hubiese sido en la Academia secreta de la Salamanca oculta.
    Esta reflexión sobre la historia y el chascarrillo es lúcida y sensata. En mi caso, la prefiero así: aderezada con chascarrillos en ocasiones y en otras, desnuda, como la maja de Goya. Según y cómo.
    En cuanto al ebook, mi Sofía, la sobrina de mi señora, (que es mía también por cariño y roce) me trajo uno hace unos días (un préstamo de un compañero de trabajo), y lo he estado utilizando para leer en casa y (lo reconozco) para enseñárselo a mis amigos de partida, que lo miran con desconfianza y dicen entre sí “este Eutimio, siempre con la cabeza a tontas y a locas” aunque piensan que no me entero. Como le digo, en casa solamente, hasta ayer, que fui a una consulta médica y probé a leer. Es muy cómodo.
    Al hilo de su comentario, estoy cayendo en la cuenta de si no es usted ese que aparece en la foto (es un decir) detrás de un paraguas. Bendito sea usted, entre tantas mujeres.

    Le daré sus recuerdos, y pienso que todo se andará.
    Un abrazo,
    Eutimio

  28. jesus dice:

    Sólo un momentito para darle los buenos días, Don Eutimio, y confirmarle que efectivamente, soy el caballero de damas tan bien servido (con licencia de Sebas) que aparece detras del paraguas.
    ¡Camionero, camionero…! ¿Porqué me iba a molestar?. Pero, como tal, algo de viajante o de viajero queda ¿No?

  29. Eutimio dice:

    Buenas tardes ya, don Jesús. Pues entonces, usted debe ser también (como explica) el lector del Huerto de Calixto y Melibea. Bien servido, sí.
    De viajero, los kilómetros que ahí están, en la cuenta del haber. En el debe, ya se figura. Los sobresaltos normales de tanto viaje y tanta edad.
    Está aquí conmigo, en mi casa, Sofía, mi sobrina, que ha venido a ver cómo me encontraba después de ayer. Le estoy enseñando el blog y lo que opinan de mí, las dudas que hay sobre mi existencia y creo que quiere decir algo.
    Un abrazo, Eutimio