Hace un tiempo iniciamos el repaso a las palabras esquivas encontradas en El manuscrito de piedra, esas palabras preciosas que casi no utilizamos o de las que no habíamos oído hablar y, por eso, armados de un buen diccionario, imaginación y lectura, las pusimos en su sitio y dejaron de ser esquivas. En las tertulias de los cuatro talleres de lectura de la Biblioteca Municipal de Peñaranda se elaboró una lista bastante larga, en la que cumplidamente, están las 100 palabras esquivas para construir con ellas los microrrelatos; esto es, el reto lanzado por Javier, recogido por Flory y continuado por María Antonia. Sin embargo, vamos a esperar a que esas palabras sean escritas en los comentarios del blog. Y pensaremos en ese concurso, a la vuelta de vacaciones.
No viene mal, entonces, que hagamos un repaso y una categorización de las palabras que han ido saliendo hasta ahora, para el que nos ha ayudado mucho Jesús, gracias, y otras personas que se han atrevido (¡valientes!) y han dejado sus propias palabras (Eutimio, Marcial, Sebas, lectores de todos los grupos de lecturas).
Tenemos las palabras esquivas encontradas en la novela:
Abadon (o Abaddon), alcándara, aljama, almagre, anacoreta, Ariadna, azogue, barbarizar, beatífico, candilón, cerero, delación, endriago, espliego, esquinado, estantigua, estulto, fámulo, flagelo, gaveta, herético, hipogrifo, lebrel, maestrescuela, marasmo, mejunje, ominosa, oropimente, palestra, peristáltico, preeminencia, pretinero, prurito, rejalgar, romadizo, solazar, tordo, venablo. Todas ellas, perfectamente definidas.
Pero es que también, están las palabras provocativas, las que se inventan para mover sentimientos o categorizarlos, y al ser relativamente pocas (por comparación) ponemos su significado. La grafía es libre y ninguna está admitida en el Diccionario de la RAE:
Ebookación: leáse, un recuerdo grato pasado con el ebook, también, inclinación, predisposición natural para el manejo y dominio de las prestaciones del ebook, así como la difusión pública y privada de sus virtudes. Ej; el Blog dejó clara la enorme ebookación de Javier; ebookador; Javier. El que te rekuerda las virtudes del ebook; ebookescépticos: personas que miran de reojo a los ebooks (hasta que los encienden); ebookneófitos: Personas que leen desde hace poco en ebooks (y están convencidos).
Luego están esas otras palabras que no son exactamente esquivas, sino mimosas, con recuerdos gratos. No necesariamente están en la novela (corríjannos si nos equivocamos): dondio, cogüelmo, mejunje.
Y, por último, una serie apenas iniciada, las palabras de allende los mares: papachar o apapachar.
Con todas estas categorías, se nos plantean algunos dilemas. ¿Tendremos que hacer varias subcategorías para los microrrelatos? ¿Podemos mezclar?
De momento, ahí están, extendidas y brillando como monedas de oro. Róbenlas como piratas, gasténlas, repártanlas… pero también incorporen nuevas palabras y lean y escriban, para que se multipliquen.

Tomada de http://blogs.diariosur.es/blogfiles/el-mirador/bandera_pirata.jpg