Archivo de la categoría ‘Luis García Jambrina’

Presentación de la edición italiana de El manuscrito de piedra

Martes, 23 de Noviembre de 2010

Il manoscritto

Hoy, martes 23 de noviembre, se presenta Il Manoscritto di pietra en el Instituto Cervantes de Milán, con la presencia de su autor, Luis García Jambrina. Tendrá lugar a las 18 h, con acceso libre y la presentación se hará en español.

Los lectores de la Biblioteca de Cologno Monzese, que participa en el Proyecto Ebook y Biblioteca, están leyendo la novela en papel y, gracias a la colaboración de la editorial italiana, FBE Edizioni, lo harán también en formato electrónico.

¿Cómo serán las aventuras de Rojas en italiano? ¿El amor, será más amor?

El encuentro de Jambrina con los lectores de Zafra en TV Localia

Jueves, 18 de Noviembre de 2010

El encuentro del pasado 4 de noviembre en imágenes, por cortesía de TV Localia. El autor, además de encontrarse con los lectores de su obra El Manuscrito de piedra, presentó en primicia su segunda novela, El Manuscrito de nieve. La Concejala de Cultura de Zafra y el director del Centro de Desarrollo Sociocultural ejercieron de maestros de ceremonias.

El manuscrito de nieve, o dar vida literaria a Fernando de Rojas

Miércoles, 10 de Noviembre de 2010

Presentación de la obra en Salamanca

Se publica hoy El manuscrito de nieve (Alfaguara), de Luis García Jambrina, cuya presentación en primicia tuvo lugar el pasado 4 de noviembre en Zafra (Badajoz) dentro del Programa Territorio Ebook. Se trata de una nueva entrega de las andanzas de Fernando de Rojas, en palabras del autor,  no se trata de contar su vida, sino de darle vida literaria y, así, el pesquisidor se encuentra ante un nuevo caso que resolver en la convulsa Salamanca de finales del siglo XV.

La presentación en Salamanca será el próximo 16 de noviembre en el Auditorio de  la Hospedería Fonseca; los lectores de este blog pueden leer íntegro el primer capítulo de la obra y sospechar la clase de peripecias que le aguardan al protagonista de El manuscrito de piedra.

El autor conversará con la periodista Ana Hernández

Esta obra ha sido elegida por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez para una de las fases del Proyecto Ebook y Biblioteca de Territorio Ebook, que se encargará de investigar la lectura en soporte electrónico de lectores adultos de entre 18 y 54 años en el 2011.

El autor ha dedicado un ejemplar a la Biblioteca Municipal de Peñaranda

Cita con Fernando de Rojas en Zafra

Lunes, 8 de Noviembre de 2010

Un momento del encuentro en Zafra

El pasado 4 de noviembre, como anunciamos en este blog, Luis García Jambrina viajó hasta Zafra (Badajoz) para encontrarse con los lectores de El manuscrito de piedra en formato papel y en formato electrónico, dentro del Programa Territorio Ebook de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez.

La tarde fue emotiva y emocionante; el escritor habló de Fernando de Rojas, protagonista de su primera y de su segunda novela El manuscrito de nieve (Alfaguara) que sale a la venta el próximo 10 de noviembre.

Impresiones, sentimientos y un regalo inesperado: la obra dedicada por el autor a cada uno de los lectores.

Encuentro de Luis García Jambrina con los lectores de Zafra

Jueves, 4 de Noviembre de 2010

Dispuestos a iniciar la aventura

Los lectores de la Biblioteca Municipal de Zafra se encuentran hoy con Luis García Jambrina para hablar y compartir con él la lectura de su obra El manuscrito de piedra. El escritor viajará hasta Zafra para charlar con ellos, y quizás les cuente cómo gestó la novela, si es que la güija tuvo algo que ver en el proceso o la inspiración llegó por otras vías.

La Biblioteca Municipal de Zafra participa en Territorio Ebook con lectores de entre 18 y 54 años que están leyendo la obra de Jambrina en formato papel y en formato electrónico. Hasta mediados de diciembre, el proceso será analizado por el equipo de Javier Nó, catedrático de la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca y director del Laboratorio Orion Medialab.

Saludos al autor de El manuscrito y a los lectores de Zafra; esperamos que sea un día (sin duda, lo será) para recordar.

Primeras conclusiones del estudio “Ebook y Biblioteca”

Miércoles, 3 de Noviembre de 2010

Juan Mata, la lectura es más comprensiva ysatisfactoria si media la conversación

Hoy se publica en la página de Territorio Ebook, en la sección de Noticias, un resumen de las primeras conclusiones aportadas por el grupo de investigadores. Fue el 1 de octubre cuando los cuarenta lectores participantes en la primera fase del Proyecto Ebook y Biblioteca, conocieron en primicia los resultados de los estudios realizados sobre la apropiación del libro electrónico, la comprensión lectora de la novela y la etnografía digital. Estas conclusiones, se fueron desgranando en Lectura Lab, hoy se ofrece un resumen sistematizado de las mismas…, a la espera de tener los informes definitivos.

El manuscrito de nieve. Primer capítulo, tercera y última entrega

Viernes, 15 de Octubre de 2010

Concluye hoy la publicación del primer capítulo de El manuscrito de nieve de Luis García Jambrina,  que muy pronto se publicará bajo el sello editorial de Alfagura, editorial que colabora con el Programa Territorio Ebook.

Para leerlo completo y del tirón:

Primer capítulo y primera entrega.

Primer capítulo, segunda entrega.

–Propongo –dijo entonces uno de ellos con gran entusiasmo– que vayamos ahora mismo a encordelar una calle.

A lo que se sumaron los otros con gran algarabía, salvo aquel que aparentaba ser el mayor del grupo, que, según les explicó, no podía salir con ellos esa noche, pues tenía cita con una viuda a la que había prometido calentarle la cama y algo más a cambio de no sé qué regalos y golosinas, y ya llegaba tarde.

De la web fundacion.usal.es

Tras las bromas de rigor, los demás se despidieron, con envidia, de su compañero y se dirigieron de inmediato a la calle de Traviesa, no muy lejos de las Escuelas. Por el camino, se cruzaron con varios estudiantes que habían salido a rotular los muros de algunos edificios del Estudio con los vítores de los doctores recién graduados, y aprovechaban la circunstancia para pintar obscenidades en algunas fachadas. Lo hacían con una mezcla de sangre de toro, pimentón y almagre tan densa y oscura que luego era muy difícil de borrar.

Por fin, los mozos llegaron a la calle donde pensaban llevar a cabo su anhelada venganza. Ésta consistía en tender una cuerda, a un palmo del suelo, de un lado al otro de la calle, y atraer la atención de la ronda nocturna, cuando pasara por allí cerca, cosa que no tardó en ocurrir. Desde el otro extremo de la calle, los muchachos comenzaron entonces a simular una fuerte riña con gran ruido de golpes y entrechocar de metales. Los alguaciles, que lo notaron, dirigieron sus pasos hacia donde tenía lugar la trifulca, con el fin de detenerla.

–Vamos, dejadlo, que viene ya la ronda –gritaron entonces algunos muchachos, poniendo la voz grave para parecer mayores.

Los alguaciles, en cuanto oyeron que los maleantes se disponían a huir, empezaron a correr más deprisa, hasta que el primero de ellos tropezó de repente con la cuerda y salió despedido hacia adelante con tal fuerza que se rompió las narices y varios dientes contra el suelo.

–¡Malditos hijos de Satanás! –exclamó este, mientras intentaba incorporarse–. Y vosotros –dijo, dirigiéndose a los otros alguaciles–, ¿qué hacéis ahí que no estáis persiguiéndolos?

Para entonces, los muchachos ya habían puesto los pies en polvorosa, excepto el mozo del mesón de la Solana, que, para no perderse el espectáculo, se había quedado un poco rezagado; de tal forma que los alguaciles no tardaron en avistarlo. El muchacho, no obstante, no quiso darse por vencido y trató como pudo de esquivarlos, corriendo a ciegas por las oscuras calles. Mas de poco le sirvió. Cuando se quiso dar cuenta, los tenía tan cerca que veía de reojo el resplandor de sus antorchas. Tras doblar una esquina, recordó que en un rincón de esa calle había una tinaja de regular tamaño. Así que se pegó a la pared y comenzó a tantear, hasta que la encontró y se metió en ella, con lo que logró burlar, por fin, a sus perseguidores. Pero el mozo no tardó en salir de su improvisado escondite dando gritos, para llamar a atención de los alguaciles, y con el semblante demudado, como si hubiera visto un fantasma. Tras varios balbuceos incomprensibles, por fin acertó a decir:

–En la tinaja, en la tinaja…, hay un muerto en la tinaja al que le faltan las manos.

–Como sea otra de tus tretas, te vas a enterar –lo amenazó uno de los alguaciles, mientras acercaba su antorcha a la boca de la tinaja.

Detalle de El aguador de sevilla, de Diego Velázquez.

Pero el muchacho tenía razón; dentro de la tinaja, había un cadáver en cuclillas y con las dos manos amputadas.

El manuscrito de nieve: primer capítulo, segunda entrega

Jueves, 14 de Octubre de 2010

Segunda entrega del Capítulo 1 de El manuscrito de nieve, de Luis García Jambrina que próximamente aparecerá publicado bajo el sello editorial de Alfaguara.

La primera parte, aquí.

–Subiendo la escalera, tropecé, y al suelo iría a parar –contestó el muchacho con fingida inocencia.

–¿Ah, sí? –replicó el huésped–. ¿Y no habrá ido más bien a parar al interior de tu barriga?

–No entiendo, señor, ¿por qué lo decís?

–Ahora lo verás –lo amenazó–. Ven aquí.

–¿Para qué, señor? Desde aquí veo bien.

–Yo a ti, sin embargo, te veo muy mal –repuso el hombre cogiendo un cuchillo que había encima de la mesa.

–Pero ¡¿qué hacéis?!

–Toma, bandido –exclamó el hombre, acuchillándolo por donde sabía que estaba la bota–, para que aprendas a hacer sangrías en los bienes ajenos.

El muchacho, al ver que la camisa se empapaba de rojo, empezó a chillar muy asustado:

–¡A mí, madre, a mí, que este mezquino acaba de clavarme un cuchillo en la barriga!

Y tan convencido estaba de que así era que, al ver que de la supuesta herida no paraba de manar sangre, perdió el sentido y se desmayó. La madre llegó entonces corriendo y, al verlo tendido en el suelo en tan lamentable estado, comenzó a pedir socorro y a clamar justicia contra el agresor.

–Mirad antes –le advirtió éste– lo que guarda el muy bellaco bajo la camisa.

La madre, en cuanto vio la bota agujereada, lo comprendió todo y empezó a darle tales bofetones al muchacho que éste se despertó creyendo que había ido a para a una de las antesalas del infierno, donde un demonio o, mejor aún, una diablesa lo estaba castigando por sus muchos pecados, hasta que, por las risas del malhadado huésped, comprendió claramente lo que había pasado. No obstante, se tentó la carne bajo la camisa para ver si en verdad estaba herido.

Desde entonces, tenía buen cuidado de no llevar encima las pruebas del delito. Para ello, había preparado un pequeño escondrijo, en una de las entradas del mesón, donde al pasar aligeraba las jarras o lo que llevara en las manos y los bolsillos. Después, cuando llegaba el momento, recogía con cuidado su botín y acudía con él a reunirse con los otros mozos, tan avispados como él.

Vecinos de Ciudad Rodrigo adquiriendo gargantillas. Foto tomada de http://www.soitu.es

Esa noche, la mayoría había traído tortas y roscas, pues era la festividad de San Blas y solía celebrarse degustando esos humildes manjares. Terminada la cena, uno de ellos se dedicó a repartir unas cintas de colores bendecidas que había robado a la puerta de una iglesia y que, según se decía, protegían a quienes las llevaban de las afecciones de garganta.

–¿Y también protege de la horca? –bromeó uno, entre risas.

–No te burles de estas cosas, que trae mala suerte –le advirtió otro, muy serio.

–La costumbre –les informó el que las había traído– es ponérsela el día de San Blas alrededor del cuello, quitársela el martes de carnestolendas y quemarla el miércoles de ceniza.

–¿Alguien sabe dónde está Nuño? –preguntó, de repente, el que parecía de más edad.

–He oído decir –respondió el de las cintas– que unos alguaciles del Concejo le dieron una paliza porque lo pillaron robando una fruta en el mercado, y ahora no se puede mover.

Del corrillo de muchachos surgió un murmullo de protesta y desaprobación. Después, uno se quejó de que, esa misma mañana, había sido castigado por otro alguacil, que lo acusaba de haber robado las herraduras de los caballos y las mulas que, como mozo de cuadra, tenía a su cargo, algo bastante habitual entre los de su condición.

Como si esa hubiera sido la gota que colmaba el jarro, todos coincidieron en que las cosas no podían seguir así, que había llegado el momento de tomar la debida satisfacción. Así que, tras discutirlo brevemente, decidieron vengarse de tan crueles verdugos esa misma noche.

El manuscrito de nieve: primer capítulo y primera entrega

Miércoles, 13 de Octubre de 2010

El 27 de abril, en la Semana de Novela Histórica organizada por la Biblioteca Municipal de Peñaranda, Luis García Jambrina se encontró con sus lectores y les hizo el regalo de la lectura del primer capítulo de su nueva novela. Por aquel entonces, el título estaba guardado celosamente; meses después, lo conocimos por fin: El manuscrito de nieve. El libro lleva el sello de la editorial Alfaguara y colabora en el Programa Territorio Ebook.

Hoy, podemos disfrutar del primer capítulo sin prisas, por cortesía del autor que nos lo ha enviado a través de una paloma electrónica… Gracias, Luis.

Y como esto de publicar novela en un blog  se asemeja un tanto a la literatura por entregas del XIX, vamos a hacerlo sin pausa, para que todos los lectores paladeen su lectura sin prisas, despacio. La ocasión lo merece. Y comienza así:

EL MANUSCRITO DE NIEVE. Un nuevo caso del pesquisidor Fernando de Rojas en la Salamanca de finales del siglo XV

Luis García Jambrina

Capítulo 1

(Salamanca, 3 de febrero de 1498)

Detalle del "Baco" de Caravaggio

Cuando caía la noche, Salamanca se transformaba en una ciudad muy distinta. No es que sus calles se despoblaran, como ocurría en otros lugares, para dar paso al silencio y a la oscuridad. Se trataba más bien de un cambio de caras, usos y costumbres. Poco a poco, aquellos ciudadanos que las ocupaban durante el día iban siendo sustituidos por otros más habituados a moverse entre las sombras; de modo que, a esas horas, lo habitual era cruzarse con bandadas de estudiantes camino de tabernas y garitos; con rufianes, jaques y prostitutas a la caza de clientes, a pesar de la prohibición de ejercer su oficio fuera de la Casa de la Mancebía; con ladrones, murcios y maleantes al acecho de posibles víctimas sobre las que dejarse caer; con mendigos, rotos y vagabundos en busca de refugio para pasar la noche; con amantes apresurados para no llegar tarde a la cita con sus impacientes amadas; y, cómo no, con grupos de embozados, bravucones y matasietes necesitados de pendencia y de sangre.

Tampoco era raro ver a algunos muchachos deseosos de aventura por los aledaños de la plaza de San Martín, donde tenían su cónclave nocturno. La mayoría eran mozos de cocina, de cuadra o de taberna o esportilleros del mercado, y acudían, solícitos, al encuentro con aquello que habían logrado sisarles a sus respectivos amos durante el día. Uno de estos mozos tenía su asiento en el mesón de la Solana, que estaba situado en la misma plaza y era uno de los más frecuentados de la ciudad. Allí servía también su madre, viuda y con otro hijo todavía por criar. Mientras ella se cuidaba de limpiar las habitaciones y de atender a los huéspedes, él se pasaba el día yendo por vino, comida, candelas o lo que estos tuvieran a bien demandar. Aparte de las propinas que le daban, siempre escasas, el muchacho, para resarcirse, se quedaba con una parte de lo que le habían encargado. El vino solía guardarlo en una bota que, con este fin, llevaba escondida bajo la camisa, hasta que, un mal día, un huésped que, por casualidad, se había dado cuenta del trasiego quiso darle una dura lección; de modo que, cuando cogió la jarra, empezó a gritar:

–Maldito bribón, ¿dónde está el resto del vino que te pedí?


Soñar agosto

Viernes, 30 de Julio de 2010

Pinocho, pertrechado para El Camino

Peñaranda en agosto es otro mundo. Las terrazas se llenan, toca hacer cola en los comercios y el paisaje se puebla de rostros no del todo desconocidos, pero no habituales. Da gusto ver cómo la ciudad se esponja como el merengue de una tarta. Los jóvenes salen con la algazara habitual; los adultos se saludan y se abrazan (cuánto tiempo, sí, desde el año pasado) y los niños siguen jugando y leyendo con las pistas que va desmenuzando un Peregrino Misterioso que tiene mucho de Oca y que se ha ido a hacer El Camino, hala, por esos mundos de dios. Ten cuidado, oquita, no te vayas a hacer daño… Ya, si ya sabemos que los chavales te cuidan, que no te dejan ni un momento, que hasta la mascota de la Biblioteca (sí, nuestro querido Pinocho) te acompaña en la distancia virtual, pero no te confíes. No vayas a caer en el pozo o en la cárcel por andar en malos pasos. Ojo.

Donde veranean los libros

A la Bibliopiscina se han ido a vivir unos libros especiales que en inglés se llaman ebooks. (Hay que ver, lo que hace el idioma). Nada, nada, están tan a gusto que no piensan regresar hasta septiembre. Es su veraneo, de lujo, al ladito del agua sobre un mar verde de hierba fragante. Hummmm. Hay otros lectores de libros electrónicos (máquinas) que se han quedado castigados en la Sala de adultos. Bueno, castigados, castigados, lo que se dice castigados, no. Porque sabemos de buena tinta electrónica que hay lectores (personas) que se los llevan de paseo en unas bolsas rojas muy molonas y, lo mismo pasan las tardes en un salón confortable como que se van al parque o a tomar un vino. Así que, en cierto modo, también están de vacaciones.

Bolillos, para trenzar sueños

Y es que agosto es un mes en el que a la gente le da por reunirse, encontrarse, conversar y pasarlo bien, y así, el sábado 7, encajeras de toda España se citan en nuestra ciudad para demostrar su buen hacer en el VII Encuentro de Encajeras, organizado por la Asociación de Encajeras de Peñaranda, el Ayuntamiento de Peñaranda y el Centro de Desarrollo Sociocultural.   Y luego, a darse una vuelta por la exposición Hábiles de Tierra de Peñaranda, porque en Bracamonte y aledaños hay artesanos con mucho arte.

¿Qué tiene de especial agosto? Uf. Un montón de cosas; pero la más sobresaliente son las Ferias y Fiestas. Música (seguro que canta nuestra Coral Tierra de Peñaranda), gastronomía (no se pierdan el Concurso de Pinchos por los más que recomendables bares de Peñaranda), conversaciones hasta las tantas, bullicio y jolgorio. En medio, el tradicional Mercado de Ferias, el jueves 19, con sus chollos habituales (en plenas rebajas) y la fruta y verdura: sandías rojas, melones jugosos, tomates tímidos, lechuguinos desvergonzados, calabazas sin contemplaciones… y el Mercadillo de Libros de la Biblioteca Municipal. Los tenderetes (adornados con guirnaldas y carteles de colores) son atendidos por bibliotecarios y personal del Centro de Desarrollo Sociocultural y  se venden revistas, deuvedés, discos, libros, etc., a precios populares. Lo que se recauda es para renovar el fondo de la Biblioteca Municipal, que siempre es bueno airearse y ofrecer novedad. Y todo, con una gran sonrisa y buena música, para echarse un baile mientras se revuelve en la sección de novela histórica o se deja uno llevar por la novela romántica, porque el amor en verano surge a la menor ocasión.

Un momento intenso en el Mercadillo

En agosto, este blog deja de publicar.  Se quedará mirando al cielo con los pies en la tierra, tomará aire y pensará, leerá, verá cine, moverá el esqueleto (sí, los blogs también tienen) … en definitiva, se dará un respiro.

Volverá en septiembre, antes de que los árboles se desnuden, con el aroma a nuevo curso escolar. Hasta entonces, felices lecturas y felices días.