De cuevas y manuscritos

Hay lectores que escriben historias. Y hay historias que inspiran a escritores… y a lectores. Hoy, María Jesús Pérez Velasco (Chus para los amigos), lectora que gusta de escribir, nos hace un regalo. El texto que sigue es suyo. Gracias Chus.

Había anochecido cuando alcanzaba la cima de las montañas rocosas. Con los ojos enrojecidos, la boca seca y casi sin aliento se adentró en la cueva, donde siempre se oía a las alimañas gruñir  hambrientas y furiosas. No era el rugido de los animales lo que más le asustaba, si no el homo sapiens que le perseguía desde hacía ya varias lunas. Aquella figura tan semejante a la suya le parecía un monstruo que dejaba su cuerpo helado, hasta el punto de no salir a cazar a la luz del día, con el cielo claro. Consiguió llegar a la mitad de la cueva; por una fina grieta llegaba la luz de afuera. Ahora no oía nada más que su propia respiración. La lanza le temblaba en las manos, miraba resoplando en derredor. No conseguía mantenerse erguido del todo, como si en cualquier instante tuviera que saltar para defenderse. Hasta su propia sombra le parecía una garra al acecho.

En cuclillas, sus piernas temblorosas, apoyado en la pared, miraba sin conseguir sosiego alguno. Poco a poco se fue adaptando a ver entre tinieblas, y poniéndose a cuatro patas comenzó a correr, como alma que lleva el diablo, por  la galería oyendo su propio trotar, torpe y desorientado, hasta tropezar con un enorme animal muerto en medio de un  charco de sangre aún caliente. Horrorizado lanzó un fuerte alarido ahuyentando a los enormes murciélagos y despertando a las fieras que allí se refugiaban.

Pero, en ese mismo instante, abriendo enormemente los ojos, ante él, se perfilaban figuras inquietantes e inamovibles, que le miraban fijamente.

Pinturas rupestres de Altamira. Quizás fueran como estas...

Tardó en reaccionar, se acercó y con la punta de su lanza siguió el trazo pintado de los animales quietos, de sus semejantes a quienes buscaba en su huída, de aquel otro, que le perseguía. Agudizó el oído buscando el sonido que venía de otra galería, no le era familiar, y guiándose de su instinto,  se acercó cada vez más y más hasta que descubrió unas figuras de su mismo tamaño. Las observó agazapado. Veía sus manos y se miraba las suyas, miraba sus pies y observaba los suyos. Le parecieron árboles que mecía el viento. Eran grandes y altos, tan derechos. Él giraba la cabeza, para ver si podía entenderlo, pero el miedo le impedía asomarse para ver que hacían y por qué emitían otro sonido distinto al suyo:

“Como pueden ustedes observar, estas pinturas rupestres llevan aquí miles de años, aunque fueron descubiertas por casualidad. Se consiguió que fueran una gran fuente de estudio para espeleólogos y  estudiosos de la antropología, y gracias a ellos hoy día podemos saber cómo vivían, cazaban y manifestaban su vida cotidiana los primeros pobladores, que como pueden ver, se relacionaban en grupos. No sólo las cuevas esconden pinturas y alimañas, también grandes incógnitas que inspiran historias como “El manuscrito de piedra”, de ahí al papel y del papel al Territorio Ebook… ¡ahí es “ná”!”

Y oído esto, nuestro antepasado huyó por donde había venido, para seguir descubriendo el porqué de su existencia.


6 comentarios a “De cuevas y manuscritos”

  1. Flory dice:

    Veo que esto de meterse “por casualidad” en las cuevas, encontrar manuscritos o cuadros de piedra, asombrarse o asustarse es una manía ancestral que llega hasta nuestros días. Y digo yo, el neardental este, es familia de Eutimio, del hijo de la sobrina de su señora o de Harrison Ford…
    Ahora en serio, Chus, es un texto precioso.

  2. Grupo del miércoles dice:

    Estamos encantados de haber tenido la oportunidad de haber leído el texto de nuestra querida compañera Chus.
    ¡Qué envidia hija! cuantas cosas nos has dicho sólo con mirar una foto, dice Jesús. ¡Cómo te ha fluído la imaginación! comenta Loli.
    Amparo comenta que lo que más le ha gustado es el giro que has tomado al final. Algo que se preveía que iba tener un mal final nos lo has metido en tiempo actual y ha acabado de maravilla y de una forma graciosa. A todos nos has provocado una risa.
    Isabel te anima a que sigas así, que es un orgullo que escribas así.
    Alfonsa quiere decirte que eres extraordinaria y el resto del grupo aún te sigue aplaudiendo.
    Un montón de besos de todos.

  3. Jambrina dice:

    Querida Chus, enhorabuena por el texto. Me ha sorprendido mucho. Me alegra que te hayas animado a escribir. Todo es ponerse y tener algo que contar y echarle imaginación. En tu caso, el resultado ha sido excelente.

  4. María Antonia dice:

    Lo que ocurre es que Chus escribe habitualmente, como muy bien sabemos los que compartimos con ella, semana a semana, buenos ratos y buenos textos en nuestro Taller de escritura de los lunes. ¿Verdad?

    Desde aquí, un beso para Chus y para todos los integrantes de nuestros dos grupos de escritura, porque… imaginación y ganas no nos faltan, Luis. ¿Cierto, compañeros?

    Buen fin de semana para todos

  5. Quiero agradeceros a todos vuestras sinceras felicitaciones, porque sé que lo hacéis de corazón. Para mí es un placer seguir escribiendo por medio del taller de escritura, que me obliga un poquito y hace que saque tiempo, que es lo que más me falta, para dejar volar mi imaginación.
    Agradecer en especial a la Fundación GSR, por medio de su director, Mª Antonia, Flori …y al señor Jambrina, la oportunidad de presentar, en nombre de todos vosotros, su libro en el nuevo formato, haciendo que me sienta orgullosa y apreciando especialmente su opinión sobre mi “pequeño relato” . Gracias

  6. Eutimio dice:

    Me he quedado asombrado cuando he leído este ¿cuento? Enhorabuena a la autora, está muy logrado y bien escrito.
    Quisiera también contestarle a Flory. Señora mía, por supuesto que es de mi familia, puesto que todos procedemos de él. Hasta Harrison Ford.
    Aprovecho para contestar a Mª. Antonia, que ha sido tan gentil de explicarme eso de los grupos de lectura. Ahora lo entiendo y me parece una iniciativa interesante y estupenda, claro que sí. Y en cuanto a la invitación, muchas gracias, he de resolver algún asunto que otro estos días, pero sepa usted que a mí me gustaría mucho conocerles y enseñarles cosas de esta mi ciudad, Salamanca. De modo que seguimos hablando, pues espero y deseo que mi presencia (aunque sea en estos mundos de internet) no les sea ingrata o molesta. Confieso que me gusta leer lo que escriben y contestan, paso el rato muy entretenido.

    Efectivamente, en la ciudad se habla mucho de la cueva, no sería de extrañar que cualquier día vinieran los medios de Madrid para hacer un reportaje. Quién sabe. Igual hasta el programa “Cuarto Milenio”.
    Un abrazo,
    Eutimio