Archivo de la categoría ‘Luis García Jambrina’

Novela histórica y novela negra

Lunes, 3 de Mayo de 2010

Mª. Antonia Moreno, Manuel J. Estévez y Patricia Picazo

El pasado jueves, 29 de abril, finalizaba en Peñaranda Días de novela histórica con la presentación de El caballero de la Finojosa, de Manuel J. Estévez. Durante unos días, varios escritores nos visitaron para compartir con nosotros sus novelas, sus palabras, sus historias.

En Salamanca y en las mismas fechas, se celebró el VI Congreso de Novela y Cine Negros, con el lema Nuevas tendencias, Nuevas voces; organizado por la Universidad de Salamanca y la Filmoteca de Castilla y León. En su web, podemos leer la noticia Jambrina, negro por vocación; en la que se apunta el carácter negro de la novela El manuscrito de piedra. En palabras del escritor: histórica por obligación, negra por devoción.

Primicia: Luis García Jambrina lee el primer capítulo de su segunda novela

Miércoles, 28 de Abril de 2010

Salamanca, 3 de febrero de 1498. La noche cae y gentes de vivir avisado transitan por callejas, plazoletas, travesías y páginas de la segunda novela de Luis García Jambrina. En la tarde de ayer, se anunciaba una exclusiva, una sorpresa. No era otra que ésta, el autor, tras un animado debate con sus lectores sobre personajes, tramas y argumento de El manuscrito de piedra, alzó la voz y compartió con las cien personas que se encontraban en el Teatro del Centro de Desarrollo Sociocultural el primer capítulo de la que será su segunda novela, cuya aparición está prevista en invierno de 2010.

El protagonista, Lázaro de Tormes, mozo que mora en el Mesón de La Solana,  vivaracho y despierto, de alma hambrienta y manos y pies veloces. Ya en el primer capítulo, un enigma. Dice Jambrina, que en esta novela prima más la ficción que la historia, la trama negra que la histórica. Intriga, historia y mujeres (tan escasas en la primera parte) que en esta segunda, cobran especial protagonismo.

El encuentro fue intenso y vivido con expectación. Al finalizar, los cuarenta lectores que están participando en el proyecto Jambrina, de la piedra al ebook, dentro del programa Territorio Ebook, lecturas sin fin y que han leído su novela en papel y en dispositivos electrónicos, fueron a cenar con el autor al Restaurante Las Cabañas. En una velada tranquila, aderezada con las notas de música de la época, los lectores y el autor degustaron la cena, de acuerdo al siguiente Menú:

Cena con Luis García Jambrina. Restaurante Las Cabañas, 27 de abril de 2010

No hay mejor aderezo para alegrar una conversación con los amigos que una buena comida (…) El manuscrito de piedra, Luis García Jambrina. Madrid, Alfaguara, p.182

Esta noche nos alegraremos los sentidos con los sabores y las texturas de una fina Crema de guisantes y espinacas. Dicen que es ave caprichosa y feliz, y a fe nuestra que la Ensalada de perdiz nos ha de dejar el ánimo contento, preparado para compartir sensaciones y palabras. Pero, ay, la incertidumbre de elegir entre una Carrillera de buey estofada o Bacalao Tía Pacheca. Lo mejor será dejarse llevar por la primera intuición o por el comensal de al lado, siempre y cuando su gusto sea prudente, pero no medroso. Regaremos la carne o el pescado con un Vino Bañustes Tierra de Castilla que lucirá en nuestras copas, blanco, amigable. Entre plato y plato, hablaremos y las sonrisas aparecerán pronto, endulzando nuestras bocas como la Tarta de praliné y el Marc de Cava. Si de pronto notásemos que la dulzura es un tanto excesiva, acudirá en nuestro auxilio un frío y suave Helado de rosas y vainilla.

Es el momento del Café para los que deseen permanecer atentos a las últimas conversaciones o el de las Infusiones para los que quieran serenar el organismo entero. Y todo culminará cuando la mano diestra del escritor dibuje su firma de autor en nuestros ejemplares de El manuscrito de piedra.

En Peñaranda, a veintisiete días del mes cuarto, en el décimo año del siglo vigésimo primero

Y la noche cayó en la ciudad, como la promesa de una nueva historia…

De postre, firmas

Y sonrisas

De cuevas y manuscritos

Miércoles, 21 de Abril de 2010

Hay lectores que escriben historias. Y hay historias que inspiran a escritores… y a lectores. Hoy, María Jesús Pérez Velasco (Chus para los amigos), lectora que gusta de escribir, nos hace un regalo. El texto que sigue es suyo. Gracias Chus.

Había anochecido cuando alcanzaba la cima de las montañas rocosas. Con los ojos enrojecidos, la boca seca y casi sin aliento se adentró en la cueva, donde siempre se oía a las alimañas gruñir  hambrientas y furiosas. No era el rugido de los animales lo que más le asustaba, si no el homo sapiens que le perseguía desde hacía ya varias lunas. Aquella figura tan semejante a la suya le parecía un monstruo que dejaba su cuerpo helado, hasta el punto de no salir a cazar a la luz del día, con el cielo claro. Consiguió llegar a la mitad de la cueva; por una fina grieta llegaba la luz de afuera. Ahora no oía nada más que su propia respiración. La lanza le temblaba en las manos, miraba resoplando en derredor. No conseguía mantenerse erguido del todo, como si en cualquier instante tuviera que saltar para defenderse. Hasta su propia sombra le parecía una garra al acecho.

En cuclillas, sus piernas temblorosas, apoyado en la pared, miraba sin conseguir sosiego alguno. Poco a poco se fue adaptando a ver entre tinieblas, y poniéndose a cuatro patas comenzó a correr, como alma que lleva el diablo, por  la galería oyendo su propio trotar, torpe y desorientado, hasta tropezar con un enorme animal muerto en medio de un  charco de sangre aún caliente. Horrorizado lanzó un fuerte alarido ahuyentando a los enormes murciélagos y despertando a las fieras que allí se refugiaban.

Pero, en ese mismo instante, abriendo enormemente los ojos, ante él, se perfilaban figuras inquietantes e inamovibles, que le miraban fijamente.

Pinturas rupestres de Altamira. Quizás fueran como estas...

Tardó en reaccionar, se acercó y con la punta de su lanza siguió el trazo pintado de los animales quietos, de sus semejantes a quienes buscaba en su huída, de aquel otro, que le perseguía. Agudizó el oído buscando el sonido que venía de otra galería, no le era familiar, y guiándose de su instinto,  se acercó cada vez más y más hasta que descubrió unas figuras de su mismo tamaño. Las observó agazapado. Veía sus manos y se miraba las suyas, miraba sus pies y observaba los suyos. Le parecieron árboles que mecía el viento. Eran grandes y altos, tan derechos. Él giraba la cabeza, para ver si podía entenderlo, pero el miedo le impedía asomarse para ver que hacían y por qué emitían otro sonido distinto al suyo:

“Como pueden ustedes observar, estas pinturas rupestres llevan aquí miles de años, aunque fueron descubiertas por casualidad. Se consiguió que fueran una gran fuente de estudio para espeleólogos y  estudiosos de la antropología, y gracias a ellos hoy día podemos saber cómo vivían, cazaban y manifestaban su vida cotidiana los primeros pobladores, que como pueden ver, se relacionaban en grupos. No sólo las cuevas esconden pinturas y alimañas, también grandes incógnitas que inspiran historias como “El manuscrito de piedra”, de ahí al papel y del papel al Territorio Ebook… ¡ahí es “ná”!”

Y oído esto, nuestro antepasado huyó por donde había venido, para seguir descubriendo el porqué de su existencia.


Conocer al autor

Miércoles, 7 de Abril de 2010

La lectura de una obra, el anhelo de su lectura, nos lleva al deseo de conocer al autor. Que nos mire a los ojos, que nos explique su argumento, que lea algún párrafo, para captar la música oculta que encierran las palabras… Pues bien, todo eso lo podemos encontrar en  Conocer al autor, el portal donde autores iberoamericanos comentan sus obras.

La nómina es amplia, selecta y para todos los gustos: Álvaro Pombo, Espido Freire, Alberto Vázquez Figueroa, Marcos Ana (autor que nos visitó en el Centro de Desarrollo Sociocultural de Peñaranda en octubre de 2009) o  Luis García Jambrina, que nos mira, nos habla y nos lee. Todo un lujo.

Defensa de la novela histórica

Martes, 6 de Abril de 2010

Y seguimos con las noticias, y nada mejor que leer la prensa. El pasado sábado, 3 de abril, Luis García Jambrina publicó en Babelia, el suplemento cultural de El País, un artículo titulado Defensa de la novela histórica.

Dice Jambrina de este género literario: (…) su gran ventaja es que, gracias a la invención y la imaginación, puede llegar allí donde no llega la Historia, y hacerlo, además, de forma más intensa y entretenida. Frente a la supuesta objetividad de la Historia con mayúsculas se alza entonces la verdad o la verosimilitud de la historia de ficción. El secreto está en saber combinar, de forma equilibrada, el rigor histórico con el rigor narrativo, la invención con la documentación, la enseñanza con el disfrute y, por supuesto, la recreación histórica con la creatividad literaria. (…)

Que lo disfruten.

Yo he venido aquí a hablar de mi libro

Miércoles, 31 de Marzo de 2010

Luis García Jambrina... tras su libro

No sé si recuerdan la famosa anécdota de Francisco Umbral en un conocido programa de televisión. Según parece, Mercedes Milá había invitado al escritor para que hablara de su último libro, que acababa de presentarse en Madrid. Pero, en realidad, se trataba de debatir sobre no sé qué tema de actualidad, que era de lo que iba ese programa. Así que Umbral se puso serio, levanto la mano y, con su voz grave y estentórea, advirtió: “Yo he venido aquí a hablar de mi libro, y no de lo que opine el personal, que me da igual; de modo que, si no se habla de mi libro, me levanto ahora mismo y me voy”. Como es sabido, estas palabras dieron lugar a uno de los momentos más divertidos, vergonzosos y polémicos de la historia de la televisión en España. Cuento esto porque, como se imaginarán, en este blog yo voy a hablar de mi libro, esto es, de mi novela El manuscrito de piedra. Pero lo haré, eso sí, en un sentido amplio; unas veces, como texto, y otras, como puro pretexto para hablar de otra cosa. Y, por supuesto, hablaré de ella de la misma forma que la escribí, mezclando la invención con la realidad, la seriedad con el humor y el rigor con el espíritu lúdico. Asimismo, hablaré de su continuación, es decir, de la novela que ahora estoy escribiendo y que espero, con su estímulo, terminar pronto. De modo que ya quedan advertidos.

Rojas y Lazarillo, protagonistas de la nueva novela de Luis García Jambrina

Jueves, 25 de Marzo de 2010

 

Lazarillo de Tormes, de Goya. Tomada de La Opinión de Zamora

El pasado 16 de marzo, en La Opinión de Zamora , se publicó un artículo sobre la segunda novela del escritor zamorano Luis García Jambrina. 

Jambrina, que ultima la obra y apunta que ésta verá la luz en noviembre, mantiene como un enigma el título; junto con otros misterios… Sí sabemos que la Salamanca del siglo XVI es de nuevo el escenario donde transcurre la acción: ”la ciudad en la que llevo viviendo media vida” y que Fernando de Rojas y el Lazarillo de Tormes son los protagonistas.

Para entretener la espera, ¿qué tal unos relatos?  Os recomendamos los libros Oposiciones a la Morgue y otros ajustes de cuentas (intriga, folletín, serie negra…) o Muertos S.A. (los muertos se mueven por sus páginas, de una manera tan natural…) de García Jambrina. Por cierto, en la Biblioteca Municipal de Peñaranda están a disposición de los lectores.

Ser escritor en provincias. Página 2 de TVE

Martes, 23 de Marzo de 2010

Recientemente, Luis García Jambrina ha sido entrevistado para el programa Página 2 de TVE. En concreto, el reportaje versaba sobre cómo Ser un escritor en provincias, esto es, vivir y escribir alejado de los núcleos editoriales de Barcelona y Madrid. El vídeo ofrece también entrevistas a Matilde Asensi (Venganza en Sevilla) y Luisa González (La posada de las almas).

Para los que gustan de leer y estar al día de las últimas novedades el programa Página 2 es muy recomendable. Novedades, entrevistas a autores, versiones de cine… Suele emitirse en la 2 de TVE los martes, a eso de las siete y media de la tarde y vuelve a emitirse los domingos, a eso de las ocho y media. Y, siempre, desde su web.

 

Miguel Delibes: un referente ético y un maestro literario

Jueves, 18 de Marzo de 2010

Fotografía de Daniel Mordzsinky. Publicada en El País, 9-12-2007

Miguel Delibes no era sólo un escritor; era toda una literatura andante. Era un mundo en vías de extinción que ahora se ha vuelto eterno y perdurable gracias a sus libros. Pocos autores se han identificado tanto con el lenguaje, el paisaje y el paisanaje de Castilla. Hombre, palabra y naturaleza forman, en sus libros, un todo indisoluble y universal. La obra de un hombre lúcido y un humanista, campechano y honesto, bastante pesimista, es verdad, y, sin embargo, muy vitalista.

Hace poco, mi hija de doce años tuvo que leer, para el instituto, El príncipe destronado. Al principio, le costó un poco entrar en la novela (ahora están acostumbrados a libros más ligeros y fantásticos). Así que tuve que ayudarle con algunos giros y palabras. Mientras lo hacía, me vinieron de golpe a la cabeza mis lecturas de adolescencia de tantos y tantos libros de Delibes: El camino, La hoja roja, Las ratas, Viejas historias de Castilla la Vieja, Diario de un cazador,  El disputado voto del señor Cayo, Los santos inocentes… Recuerdo que, con ellos, se fue despertando y luego madurando no solo mi afición a la lectura y mi vocación literaria, sino también mi sensibilidad ante el mundo rural, que ya entonces comenzaba a estar amenazado por un progreso mal entendido, mi gusto por los matices del paisaje y mi respeto por la naturaleza. Y es que, cuando aquí nadie hablaba de ecología, las obras de Delibes nos enseñaron a amar y a conocer el entorno natural tanto o más que los programas televisivos de Félix Rodríguez de la Fuente.

Pero Delibes tenía también una gran capacidad para penetrar en los entresijos del alma humana, como bien demostró en Cinco horas con Mario, una gran osadía formal que dio lugar a una de sus mejores obras, o, más tarde, en Señora de rojo sobre fondo gris; o su talento para indagar en las lacras de la sociedad de su tiempo, como hizo en Parábola del náufrago. Solo alguien como él podía llegar a mostrar toda la crudeza y violencia de este mundo sin dejar de ser tierno y compasivo. De ahí que sus ficciones transpiren tanta verdad. Ya en el último tramo de su vida, volvió la vista al pasado y nos regaló su vigésima y última novela, El hereje, una obra maestra de la narrativa histórica, un género que él logró dignificar en un momento en el que este se había devaluado mucho.

No obstante, las novelas, con ser lo más importante, son solo una parte de su inmensa obra. Ahí están sus numerosos libros de viajes, llenos de atinadas visiones sobre los más diversos países; sus libros sobre caza, la otra gran pasión de su vida; los escritos para niños (la infancia, por lo demás, es una presencia constante en su obra); los textos íntimos (diarios y correspondencia); o sus numerosos ensayos y artículos de prensa, muchos de ellos recogidos en libro.

Pero, a pesar de tanta cantidad y variedad, hay una voz inconfundible que lo unifica todo. Una voz caracterizada por el sabio manejo de la lengua coloquial y popular, el empleo de un tono conversacional y el ritmo sereno y como respirado de su frase. Se trataba, como diría él con certera y gráfica expresión, de pegar la hebra con el lector, esto es, de entablar conversación, aunque fuera a distancia y con un libro de por medio.

Delibes tenía el don de la palabra, y, gracias a él, fue creando pesonajes inolvidables, seres de origen humilde que ahora son inmortales, todos con su pasión y su pequeña tragedia, con sus sueños de altos vuelos y sus realidades a ras de tierra. Pero yo, incluso, diría que sus lectores asiduos también somos una creación suya. Sin pretenderlo, él nos ha ido modelando obra tras obra, artículo tras artículo, palabra tras palabra, a imagen y semejanza de su escritura. De hecho, su estilo sobrio, claro y preciso ha sido, para nosotros, un modelo de conducta y una forma de vida. Se nos ha ido, pues, un referente ético y un maestro literario. Por suerte, nos queda el gran testamento de su obra.

(Publicado, en la edición nacional, del periódico Público, el 13-3-2010, p. 5)

 

La vuelta al Instituto de la mano de Fernando de Rojas

Viernes, 12 de Marzo de 2010

El pasado lunes día 8 de marzo, estuve en las Trinitarias de Salamanca dando una charla sobre El manuscrito de piedra a alumnos de 1. º de Bachillerato y de 3.º de la ESO; estos últimos de los Trinitarios. La experiencia fue muy interesante para mí, pues todos ellos habían leído la novela y me hicieron muchas preguntas acerca de la misma que me hicieron cobrar conciencia de algunas cosas en las que, hasta el momento, no había pensado. En sus intervenciones, demostraron inteligencia, interés y curiosidad, algo que es muy de agradecer en estos tiempos.

Ya había estado antes en algún Instituto de Secundaria hablando sobre la novela y debo confesar que me emociona mucho comprobar que mi libro puede ser útil en las clases de Lengua y Literatura. Si El manuscrito… contribuyera, de alguna forma, a crear lectores y a tender puentes hacia La Celestina, yo me daría por bien pagado. Según he visto, son muchos los profesores de diferentes Institutos de toda España que han puesto la novela como lectura en 1. º de Bachillerato y, en algún caso, en 3.º de la ESO. En algunos casos, lo he sabido por los propios docentes, que han contactado de una u otra manera conmigo. Pero, de la mayoría de los casos, me he ido enterando, con gran sorpresa, por internet, donde incluso he llegado a ver algún Powerpoint sobre la novela con propuestas de actividades.

En las charlas a las que he ido hasta ahora, suelo decirles a los estudiantes que todo esto comenzó cuando yo tenía dieciséis años y leí en el Instituto La Celestina. Tanto el libro como el autor me dejaron tan fascinado que, al cabo de treinta años, no me quedó más remedio que escribir una novela sobre ello. De modo que bien está que lo que comenzó hace tanto tiempo en un Instituto de Zamora vuelva ahora a los Institutos convertido en novela.