Miguel Delibes: un referente ético y un maestro literario

Fotografía de Daniel Mordzsinky. Publicada en El País, 9-12-2007

Miguel Delibes no era sólo un escritor; era toda una literatura andante. Era un mundo en vías de extinción que ahora se ha vuelto eterno y perdurable gracias a sus libros. Pocos autores se han identificado tanto con el lenguaje, el paisaje y el paisanaje de Castilla. Hombre, palabra y naturaleza forman, en sus libros, un todo indisoluble y universal. La obra de un hombre lúcido y un humanista, campechano y honesto, bastante pesimista, es verdad, y, sin embargo, muy vitalista.

Hace poco, mi hija de doce años tuvo que leer, para el instituto, El príncipe destronado. Al principio, le costó un poco entrar en la novela (ahora están acostumbrados a libros más ligeros y fantásticos). Así que tuve que ayudarle con algunos giros y palabras. Mientras lo hacía, me vinieron de golpe a la cabeza mis lecturas de adolescencia de tantos y tantos libros de Delibes: El camino, La hoja roja, Las ratas, Viejas historias de Castilla la Vieja, Diario de un cazador,  El disputado voto del señor Cayo, Los santos inocentes… Recuerdo que, con ellos, se fue despertando y luego madurando no solo mi afición a la lectura y mi vocación literaria, sino también mi sensibilidad ante el mundo rural, que ya entonces comenzaba a estar amenazado por un progreso mal entendido, mi gusto por los matices del paisaje y mi respeto por la naturaleza. Y es que, cuando aquí nadie hablaba de ecología, las obras de Delibes nos enseñaron a amar y a conocer el entorno natural tanto o más que los programas televisivos de Félix Rodríguez de la Fuente.

Pero Delibes tenía también una gran capacidad para penetrar en los entresijos del alma humana, como bien demostró en Cinco horas con Mario, una gran osadía formal que dio lugar a una de sus mejores obras, o, más tarde, en Señora de rojo sobre fondo gris; o su talento para indagar en las lacras de la sociedad de su tiempo, como hizo en Parábola del náufrago. Solo alguien como él podía llegar a mostrar toda la crudeza y violencia de este mundo sin dejar de ser tierno y compasivo. De ahí que sus ficciones transpiren tanta verdad. Ya en el último tramo de su vida, volvió la vista al pasado y nos regaló su vigésima y última novela, El hereje, una obra maestra de la narrativa histórica, un género que él logró dignificar en un momento en el que este se había devaluado mucho.

No obstante, las novelas, con ser lo más importante, son solo una parte de su inmensa obra. Ahí están sus numerosos libros de viajes, llenos de atinadas visiones sobre los más diversos países; sus libros sobre caza, la otra gran pasión de su vida; los escritos para niños (la infancia, por lo demás, es una presencia constante en su obra); los textos íntimos (diarios y correspondencia); o sus numerosos ensayos y artículos de prensa, muchos de ellos recogidos en libro.

Pero, a pesar de tanta cantidad y variedad, hay una voz inconfundible que lo unifica todo. Una voz caracterizada por el sabio manejo de la lengua coloquial y popular, el empleo de un tono conversacional y el ritmo sereno y como respirado de su frase. Se trataba, como diría él con certera y gráfica expresión, de pegar la hebra con el lector, esto es, de entablar conversación, aunque fuera a distancia y con un libro de por medio.

Delibes tenía el don de la palabra, y, gracias a él, fue creando pesonajes inolvidables, seres de origen humilde que ahora son inmortales, todos con su pasión y su pequeña tragedia, con sus sueños de altos vuelos y sus realidades a ras de tierra. Pero yo, incluso, diría que sus lectores asiduos también somos una creación suya. Sin pretenderlo, él nos ha ido modelando obra tras obra, artículo tras artículo, palabra tras palabra, a imagen y semejanza de su escritura. De hecho, su estilo sobrio, claro y preciso ha sido, para nosotros, un modelo de conducta y una forma de vida. Se nos ha ido, pues, un referente ético y un maestro literario. Por suerte, nos queda el gran testamento de su obra.

(Publicado, en la edición nacional, del periódico Público, el 13-3-2010, p. 5)

 

6 comentarios a “Miguel Delibes: un referente ético y un maestro literario”

  1. María Antonia dice:

    Hola a todos.
    Luis García Jambrina se ha marchado de viaje, pero ha dejado este artículo sobre Miguel Delibes que merece la pena ser leído con calma, sin prisas, como un homenaje a este gran escritor.
    Estáis comentando con él muchas cosas de la novela… muy interesante, pero, ojo, vamos a intentar no desvelar más detalles de la obra a los lectores de este blog, que son todos los que deseen pasearse por estas páginas…
    Un abrazo y gracias por estar.
    Y a Luis le deseamos un feliz viaje y que esté pronto por aquí, escribiendo…

  2. Flory dice:

    La Biblioteca Municipal de Peñaranda atesora los libros firmados por los autores que nos visitan o tienen alguna relación con nosotros. Y uno de nuestros más queridos es un ejemplar de El Hereje firmado por Delibes. Cuando leímos esta obra en los talleres de lectura no pudo acudir a nuestra llamada porque su salud estaba ya resquebrajada, por lo que pedimos, a un amigo común, Ramón García, su biógrafo, que le hiciera llegar el libro y nos lo dedicara… Hemos perdido al hombre, pero el escritor sigue vivo en las estanterías de nuestra biblioteca.

    Por cierto, Luis, ya te hemos hecho un hueco en nuestra colección de “Autógrafos”.

  3. Jambrina dice:

    Cuando pase otra vez por ahi me gustaria ver esa bonita colecciôn. El hereje es un gran libro. hasta pronto. Unabrazo desde la capital de las Galias.

  4. Natividad dice:

    Miguel Delibes, nos acompañará siempre, eso es lo que creo y deseo.
    Me gustaría invitaros a todos, y a tí Luis especialmente que visiteis un blog que hemos creado muy interesante con el alumnado de educación de personas adultas, que participan en un Taller de literatura, es muy interesante e importante ver como ha ido evolucionando este grupo. el blog se llama: mardeincertidumbres.blogspot.com
    Seguimos hablando

  5. María Antonia dice:

    Natividad, en la Biblioteca Municipal de Peñaranda tenemos un par de talleres de escritura, he estado navegando por ese mar pleno de incertidumbres y me han encantado los caligramas. Gracias por la invitación.
    Seguiremos navegando y encontrando incertidumbres, porque en definitiva, de eso se compone la escritura… y la lectura.

  6. Jambrina dice:

    Lo miraré pronto, Natividad. Gracias por la información. Un abrazo de LUis