Ebookeando en la nieve

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Jerigonza

Luisa febrero - 23 - 2011 Comentarios desactivados

Las palabras son uno de nuestros mayores tesoros. Con ellas, damos forma a nuestros sentimientos, a nuestros pareceres, comunicamos mensajes de importancia, aliviamos algún dolor o molestia pasajera. Mal utilizadas sirven de arma arrojadiza porque ya saben ustedes: hay palabras que matan sin piedra ni palo. No es esta nuestra intención, sin embargo. Es otra bien distinta. Permítanme ustedes que les ofrezca una explicación.

Una explicación, sí, ya que mis palabras, éstas que escribo ahora y que leerán después, no son más que emisarias de las de otros, ya se les pasará por el magín quiénes son esos a los que me refiero y no nombro.

Todo lo contrario es lo que vamos a hacer con las palabras. Nombrarlas. Inventarlas. Pescarlas. Capturarlas. Estirarlas y decirlas. Degustarlas. Sentir sus esquinas, descansar en sus curvas. Y luego, entretanto, recopilarlas.

Recopilaremos palabras inventadas, que tienen que ver con esta nueva forma de leer: la lectura electrónica. ¿Se han dado cuenta? Ya tenemos una: Ebookeando.

Coleccionaremos palabras esquivas que aparecen en El manuscrito de nieve (¿recuerdan? algo parecido se había hecho con El manuscrito de piedra), esas palabras cuyo significado puede resultar desconocido o que utilizadas habitualmente en la conversación, dudamos al escribirlas.

Seleccionaremos de la novela las palabras curiosas, porque son muy descriptivas, las que pertenecen a dichos y refranes populares, y los nombres de calles, plazas, lugares… cargados de historia y que nos retrotraen a la Salamanca de 1498.

¡A leer y a imaginar!

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