El Museo Invisible

Posted on Miércoles, febrero 23rd, 2011 at 7:54

Daniel Monedero nos ha enviado este texto sobre el Museo Invisible. Él lo visita cada semana: ¿por qué no lo hacéis vosotros también? ¡A imaginar!

Sameli Kujala. Museo Nacional de Finlandia

Sameli Kujala. Museo Nacional de Finlandia

En el Museo Invisible no puedes ver ninguna obra, o puedes ver todas las obras que tú quieras. Eso es lo mejor que tiene este museo, que no se parece a ninguno más. Y no es que el museo no exista. El museo está en un edificio que hay en el centro de la ciudad. Es un lugar que, a primera vista, parece como otros lugares dónde se exponen obras de arte, pero la diferencia es que cuando entras en él, pagas tu entrada y avanzas entres sus salas, en las paredes sólo observas una cosa: pequeñas cartelas en las que indica el nombre de la obra y el autor. ¿Y a su lado? A su lado hay un hueco donde se encuentra la obra invisible que tú tienes que rellenar con tu imaginación.

Algunos han calificado el Museo Invisible de tomadura de pelo, de broma pesada del arte contemporáneo, pero lo cierto es que sus fondos siguen aumentando cada día, como su fama entre visitantes y críticos. Cada día son más los visitantes que disfrutan de observar la obra que ellos mismo crean. La obra que cada persona imagina que estaría expuesta si no se tratase de un museo de obras invisibles. Lo mejor de este lugar, además de muchas otras cosas que no tengo tiempo ahora de reseñar, es que las personas que lo visitan también se convierten en artistas, pues todos han dado pinceladas, han moldeado formas, han grabado vídeos, al rellenar el hueco que hay al lado de cada cartela. Y todos salen de su visita, no sólo como quien ha mirado obras, sino también como quien las ha pensado, las ha trabajado, las ha sacado de su interior.

Su catálogo es tan insólito como el propio museo, pues consta simplemente de los títulos de las obras y de doscientas hojas en blanco, donde el comprador dibuja o describe las obras que su creatividad e inteligencia suponen que deberían ocupar ese espacio.

Es un museo de obras invisibles, pero también es un museo infinito, porque se compone de tantas obras como cada visitante pueda imaginar. Por eso yo lo visito al menos una vez a la semana. Te recomiendo que tú hagas lo mismo.

Daniel Monedero

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Comentarios (4)

  1. La pintora del trampantojo dice:

    ¡Me encanta este museo! Realmente, Daniel, tendrías que haberme encargado alguna obra para él. Quizás Óscar y yo podríamos trabajar, mano a mano y crear bellas trampas invisibles para el ojo y visibles para los sentidos.

    Aunque… ¿es que no hay ningún otro artista por ahí? ;-) Estoy convencida de que sí. He visto sus obras en Flickr. ¡¡¡¡¡Enhorabuena!!!!! Y felicidades por vuestros relatos. Ahora… ¿tomáis en vuestras manos vuestros iPad y os ponéis a inventar obras para este museo tan original?

    Un beso sin trampa

  2. Aurelia dice:

    Hola a todos:

    ¡Qué buena idea! querida pintora del trampantojo.

    Ya que Daniel nos ha traído el museo invisible al blog y nos lo ha descrito tan bien, creo que deberíamos hacer caso a la pintora del trampantojo y empezar a dejar nuestras creaciones.

    Ahí va mi obra: “Atardecer en Yosemite”. Es un video, cuyo sonido de fondo es el romper del agua de la cascada “velo de novia” sobre las rocas. A medida que va atardeciendo, van apareciendo nuevos sonidos como el gruñido de un oso y el roce de las hojas secas que provocan los pasos de pequeños animales…

    ¡Dura un buen rato! así que os toca a vosotros imaginar el resto.

    Un abrazo y buen fin de semana para todos.

  3. Daniel dice:

    Genial idea.

    Ya os contaré yo más adelante alguna obra invisible del Museo Invisible.

    Abrazos visibles para todos.

    Daniel.

  4. Pablo dice:

    Me encante esta historia. Me gustaría poder visitar ahora el museo.

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