Se ofrecen las primeras palabras de los lectores peñarandinos participantes en el primer club de lectura en la nube, Nube de Lágrimas, puesto en marcha desde Centro de Desarrollo Cultural de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez en Peñaranda, en colaboración con cinco bibliotecas de la provincia de Badajoz, gracias al convenio de colaboración firmado con la diputación pacense.

Los veinte lectores de la Biblioteca Municipal de Peñaranda que han participado en el club de lectura en la nube, Nube de Lágrimas, lo han hecho en calidad de grupo de control porque todos ellos habían formado parte de otros proyectos de Territorio Ebook. Constituyen así una casuística de gran interés para nuestro estudio: con anterioridad algunos habían leído en tableta (iPad) y otros en ereader (Booken), y parte de ellos fueron dinamizados y otra parte leyeron de manera autónoma.

Dejando a un lado las observaciones comparativas que hacen acerca de la obra, los dispositivos, la plataforma o las herramienta usadas para la conversación, cuestiones que ahora mismo están siendo analizadas y evaluadas por los investigadores, lo más comentado en las entrevistas que se les ha realizado al finalizar el proyecto, está relacionado con la dinamización, con el acompañamiento y la formación que algunos han tenido y otros no.

A pesar de tratarse de lectores expertos, en el sentido de haber participado ya con anterioridad en otras experiencias, y como dice Jesús, de que teóricamente tenían todo, reclaman la mediación de la biblioteca, y esta mediación se hace más necesaria en el entorno digital; cara a cara es más fácil pero no en la distancia porque parece que hay barreras que no pueden salvar por sí mismos. Algunos han intentado autodinamizarse, como lo habían visto hacer a la dinamizadora en Niños Feroces, formar un grupo y organizar la conversación, pero como reconoce Sergio no había un líder del grupo.

Demostrado el valor del papel mediador de la biblioteca, cabe preguntarse cómo llevar a cabo esa mediación. En el vídeo de la segunda quedada con Rosa Montero se ofrecen algunas pinceladas de una parte de ese trabajo: la dinamizadora tecleando entre el muro y el chat hasta que los lectores se “ubican”, desenredando la madeja de hilos abiertos, recuperando preguntas perdidas, acompasando la respiración de comentarios que se amontonan y pierden la lógica secuencial…; en definitiva, haciendo que cada uno de los lectores se sienta escuchado a pesar de la deslocalización que supone leer y conversar en la nube.